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BOLETIN IEEE 6

702 Al igual que en la antigüedad la Ruta de la Seda terrestre se nutría de las especias que llegaban de los mares del sur, Xi Jinping decidió en noviembre de ese mismo 2013 ampliar su plan de infraestructuras a los países costeros del sureste asiático y el Índico hasta alcanzar las costas de África, continente donde China era ya el primer inversor y socio comercial. Con las fuertes inversiones ofrecidas pretendía calmar la inquietud desatada por la reclamación china de soberanía sobre el 80% de las aguas del mar del Sur de China y de muchos de los pequeños archipiélagos, islotes y arrecifes que se disputa con Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei. La decisión de Pekín de crear el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII), para facilitar la financiación de estos proyectos y evitar interferencias del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional es el mejor ejemplo de que China ha comenzado ya a construir un orden mundial alternativo que muchos aliados de EE.UU., apoyan, ya que entre los 57 fundadores del BAII se encuentran Reino Unido, Alemania, Francia, España, Australia y Canadá. Parte de ese orden es también el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, el grupo creado por los grandes países emergentes de los distintos continentes en respuesta al G-7, que engloba a los países más industrializados. Conclusiones La crisis en Europa y el aislacionismo de Trump han dado a China la excusa para saltar al escenario internacional y poner en marcha un nuevo orden global, aunque sin voluntad de dinamitar el existente. Xi Jinping se presentará al XIX Congreso del PCCh, donde tiene previsto renovar buena parte de los miembros de sus órganos directivos, como el hacedor de una China capaz de proyectarse allende los mares. Todo apunta a que el secretario general saldrá reforzado del cónclave, con lo que tendrá las manos libres para impulsar la reformas económica y diplomática que coronarán a China como el gran imperio económico mundial. Para el especialista en poderes emergentes Oliver Stuenkel, el mundo ha entrado en una fase de «bipolaridad asimétrica» en la que durante las próximas décadas EE.UU., mantendrá el poder militar y China, el económico. «Se está construyendo una arquitectura postoccidental, y es innegable que el activismo institucional de China va a influir profundamente en los próximos años en las dos dinámicas, la regional y la global. Que las instituciones levantadas por China tengan éxito no dependerá de Estados bie3 ůŶƵĞǀŽŽƌĚĞŶĐŚŝŶŽ 'ĞŽƌŐŝŶĂ,ŝŐƵĞƌĂƐ ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϱϴͬϮϬϭϳ ϭϮ


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