Page 910

BOLETIN IEEE 6

910 marcos analíticos de la Guerra Fría5— consideran que la clave se encontraría principalmente en factores domésticos, como el carácter no democrático del sistema político ruso. Por ejemplo, si se considera que tanto el régimen de Assad como el de Putin son represivos y cometen graves violaciones de los derechos humanos, podría suponerse entre ellos una natural corriente de simpatía mutua, que habría llevado a Moscú a prestar ayuda a su aliado. Otros apuntan a las supuestas ambiciones del Kremlin de restaurar el imperio ruso-soviético mediante este nuevo intervencionismo, que le permitiría mantener y eventualmente aumentar su red de bases militares en el exterior. Finalmente, otros perciben la guerra civil siria como mero escenario en el que Rusia estaría librando una «guerra por delegación» contra Occidente; siguiendo la metáfora de Eisenhower6, Siria o Ucrania serían las primeras piezas de sus respectivos «dominós» regionales, por lo que su caída bajo la hegemonía rusa haría que el proceso se repitiera inevitablemente entre sus vecinos. Frente a estas interpretaciones deterministas, que toman como una constante lo que realmente son factores en permanente evolución —incluyendo aspectos tan intangibles y subjetivos como la cultura o la personalidad del líder—, el análisis de la política exterior rusa solo permite identificar una serie de criterios generales que han orientado sus intervenciones militares, pero dejando un amplio margen para su interpretación y aplicación. Ante todo, Rusia ya no cuenta con una ideología oficial más allá de un genérico nacionalismo conservador; que se ha traducido según el momento en etapas de cierta aproximación a Occidente —por ejemplo, los inicios del primer mandato de Putin o gran parte de la presidencia de Medvedev— o bien en crisis profundas, como las de Kosovo, Irak, Georgia o Ucrania. Por otra parte, aunque Rusia no sea un sistema democrático liberal ni cuente con libertad de prensa, el control del Kremlin sobre la 5 Recordemos, por ejemplo, los argumentos de George Kennan en su «largo telegrama» de 1946, que sentó las bases de la política de contención de la URSS durante la Guerra Fría. En primer lugar, al tratarse de un régimen totalitario con un control absoluto sobre su población, el Kremlin no se vería refrenado por su opinión pública ante posibles intervenciones militares en el exterior. Por otra parte, la historia rusa de sucesivas invasiones extranjeras le habría imprimido una tendencia innata al uso de la fuerza, carente de la tradición de búsqueda del consenso asentada en las democracias occidentales. Todo ello, unido a la ideología marxista-leninista, haría que Moscú considerara inevitable el conflicto con el mundo capitalista; por lo que buscaría continuamente la destrucción de sus rivales mediante una política expansiva, que Occidente debería encargarse de contener. «X» pseudónimo de Kennan, George, «The Sources of Soviet Conduct», Foreign Affairs, July 1947, disponible en https://www.foreignaffairs.com/articles/russian-federation/1947-07-01/sources-soviet-conduct. Fecha de la consulta 14/04/2015. 6 EISENHOWER, Dwight D. «The President’s News Conference, April 7, 1954». The American Presidency Project, disponible en http://www.presidency.ucsb.edu/ws/?pid=10202. Fecha de la consulta 15/06/2017. bie3 >ĂŝŶƚĞƌǀĞŶĐŝſŶĚĞZƵƐŝĂĞŶ^ŝƌŝĂ͗ďĂůĂŶĐĞLJĞƐĐĞŶĂƌŝŽƐĚĞĨƵƚƵƌŽ :ĂǀŝĞƌDŽƌĂůĞƐ,ĞƌŶĄŶĚĞnj ŽĐƵŵĞŶƚŽĚĞKƉŝŶŝſŶ ϳϬͬϮϬϭϳ ϱ


BOLETIN IEEE 6
To see the actual publication please follow the link above