Page 96

REVISTA_IEEE_10

Revista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) Núm. 10 / 2017 http://revista.ieee.es/index.php/ieee 96 Por añadidura, la política exterior de Pionyang se entiende también por su aprehen-sión ante la percibida amenaza de más actores. Por un lado el pueblo coreano, –tanto del norte como del sur–, ha mantenido a menudo relaciones conflictivas con Japón. Esta relación de recelo se debe tanto a las numerosas tentativas en el pasado de invasión japonesa de la península, como al periodo de efectivo colonialismo japonés en Corea (de 1910 a 1945)7. En este contexto, Pionyang denuncia constantemente al Gobierno nipón, estimando que las fuerzas de defensa japonesas representan una amenaza seria a la seguridad de Asia oriental8. El enemigo íntimo del régimen de los Kim es Corea del Sur, de hecho, considera que el Gobierno de Seúl es corrupto y está sometido completamente a la voluntad im-perialista y hostil de la Administración norteamericana. La prensa de Corea del Norte califica de manera invariable al Ejército surcoreano como una «armada fantoche». En este sentido, la alianza militar entre Seúl y Washington constituye uno de los elementos más inquietantes en la dialéctica de este enfrentamiento. Se trata de la alianza más duradera y sólida en la región. Las constantes maniobras que realizan las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Corea del Sur pretenden disuadir de cualquier acción proactiva del régimen de Pionyang. Pero, por su parte, la RPDC los percibe como actos bélicos, y al final han devenido en una fuente permanente de tensión. El fin de la Guerra Fría y la consiguiente normalización de relaciones diplomáticas de la URSS y China con Corea del Sur llevaron al sistema norcoreano a hacer más extrema su política. Más tarde, las declaraciones cada vez más agresivas de Estados Unidos so-bre el riesgo de sufrir un ataque, reforzaron aún más la necesidad de poseer una fuerza militar capaz de defender la supervivencia de un Estado depauperado y aislado, obli-gado a garantizar su seguridad con sus propios instrumentos en ausencia de un aliado. Así, Corea del Norte veía en las armas nucleares la única estrategia que podría alejar al país, y a su sistema político, del espectro de una invasión del enemigo9. 7  La ocupación japonesa de Corea durante treinta y cinco años (1910-1945) formó parte de la expansión del  Imperio de Japón  por tierras asiáticas, y perduró hasta la  rendición japonesa en la Segunda Guerra Mundial. 8  «KCNA Blasts Japan’s Moves to Become Military Power», KCNA, 8 de marzo de 2010, en www. kcna.co.jp/index-e.htm. (Página consultada el 1 de abril de 2013). 9  En 1959 Corea del Norte celebró su primer acuerdo de cooperación científica con la URSS, y poco después ya se dotó de un reactor subcrítico en el Departamento de Investigación Nuclear de la Universidad Kim Il-Sung, construyó un laboratorio subterráneo en Pakchon y con asistencia soviética incluyó una unidad de I+D en el Departamento de Física Nuclear del Instituto Industrial Kim Chaek. Poco después, en 1965 la URSS le suministró un reactor de investigación de 1 megavatio, que fue instalado en el Complejo Nuclear de Yongbyon y que posteriormente aumentaría su potencia hasta 4 megavatios. El mismo figura en los registros del Organismo Internacional de la Energía Atómica como reactor soviético IRT de agua pesada de 5 megavatios, con capacidad de producción de plutonio, y está gestionado por el Comité Estatal de Energía Atómica. Vid. SALAZAR SERANTES, Gonzalo de. El nuevo desafío: la proliferación nuclear en el umbral del siglo XXI, Documentos CIDOB Seguridad y Defensa, Núm. 4, 2004, pp. 72-73; ORGANISMO INTERNACIONAL DE LA ENERGÍA ATÓMICA. Nuclear Research Reactors in the World, (Reference Data Series, Núm. 3), IAEA, Viena,


REVISTA_IEEE_10
To see the actual publication please follow the link above