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quien efectúa la limpieza. Si en los pelos de la crin se han formado nudos, éstos deben desenredarse con los dedos. Con la crin ya sin nudos y en esa posición, se la cepilla y peina con la bruza tomando varios mechones de pelo a la vez y moviendo la bruza desde la raíz hasta las puntas. A continuación, se deben cepillar todas las partes del cuerpo, recorriéndolas de la cabeza a la cola. Habrá de tenerse un especial cuidado cuando se cepillen las zonas más sensibles del animal, las ingles por ejemplo, y ponerse a un lado del caballo para evitar recibir una coz. Se debe proceder en primer lugar a cepillar uno de los lados y después el otro. Conviene usar la mano derecha para el costado derecho y la mano izquierda para el costado izquierdo. Siempre con tanta fuerza que se note fatiga al hacerlo, es la prueba inequívoca de que se está haciendo adecuadamente. Para la cola hay que proceder de una forma similar a las crines, primero desenredar los nudos y luego pasar la bruza. Los cascos se deben limpiar por lo menos una vez al día. Por su especial estructura, es posible que 82 Armas y Cuerpos Nº 136 penetre en ellos alguna piedra, un trozo de cristal, una chapa de botella o cualquier otro elemento agresivo para ellos. Si este elemento extraño permanece demasiado tiempo dentro del casco, el caballo puede llegar a padecer un fuerte dolor e incluso heridas. Igualmente el estiércol o la paja cubierta de orina que pisa el caballo en la cuadra pueden penetrar en el interior de los cascos y apelotonarse en ellos, y provocar una infección si no se limpia el casco al menos una vez al día. El estiércol y la orina, mantenidos en el interior del casco, lo ablandan y, al descomponerse, crean un medio ideal para la proliferación de gérmenes; el amoníaco liberado por la orina es corrosivo para la capa córnea del casco. De igual manera, los caballos que viven en suelos húmedos corren peligro de infecciones si no se limpian sus cascos con la frecuencia debida, ya que el agua los reblandece y los convierte en un medio ideal para los gérmenes patógenos. Además los cascos blandos reblandecidos sufren un desgaste mayor del normal, especialmente en los talones.


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