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BOLETIN INFORMATIVO SANIDAD MILITAR 35

34 HISTORIA Y HUMANIDADES 2018 Recreación de la primera clase impartida en el Real Colegio-Escuela. Autor: Heliodoro Alonso Fermoso (Helio-2017) y la Academia de Bellas Artes de San Fernando. De todas y cada una de ellas se tenía que nutrir la naciente ciencia de los animales, ya fuese de una forma directa o indirecta. Atrás iba a quedar la histórica y tradicional Hipiatría, más empírica que científica, para terminar la ciencia veterinaria acogiendo en su seno a todas las es-pecies animales de interés zootécni-co con el objeto de formar un cuerpo doctrinal más perfecto. De la construcción del edificio se encargó el arquitecto Francisco Saba-tini, inspector general del Real Cuerpo de Ingenieros, y de la valoración del terreno Juan de Villanueva, arquitecto mayor de Madrid. Dos excelentes pro-fesionales que levantaron parte de los planos del Madrid monumental que hoy disfrutamos. El centro docente fue denomi-nado oficialmente «Real Escuela de Veterinaria» pero nosotros, fruto de nuestras investigaciones, hemos utilizado deliberadamente en nues-tros trabajos los términos «Colegio- Escuela» a sabiendas que en la do-cumentación oficial que se cursaron entre el Consejo de Estado y los di-ferentes estamentos del Gobierno de la Nación, para la creación de la enseñanza veterinaria, siempre se uti-lizó el término «Escuela», como muy acertadamente nos aclara el Dr. Ángel Salvador Velasco. Pero conviene matizar que el tér-mino «Colegio» también fue utilizado en el primer libro de texto que tuvie-ron que estudiar obligatoriamente los primeros alumnos en 1793 y también en la primera ordenanza del Centro docente de 1800, así como en diver-sos escritos y textos de carácter no oficial, incluso en sellos de caucho que de forma indeleble fueron estampa-dos en los libros de la biblioteca del Centro. También en numerosos artícu-los, aparecidos en la prensa profesio-nal, los autores se refieren a la Escuela de Veterinaria con el término genérico de Real Colegio; y como quiera que este centro docente se debatió entre recibir uno u otro nombre nosotros hemos querido incorporar el de «Co-legio » para significar que también fue recogido en numerosos textos de la literatura profesional para designar de una forma natural a la naciente institución docente. A este respecto atraemos la atención del lector en el sentido de que el término «Colegio» y «Escuela» eran usados indistintamen-te por la institución militar (y también civil), pero sobre todo en la primera para indicar y señalar que se trataba de un centro docente de preparación de alumnos cadetes. De ahí nuestro interés en recoger este término. El «Colegio» era, ni más ni menos, que el conjunto de personas que vivían en un establecimiento docente bajo ciertas reglas; en este sitio los jóvenes que se dedicaban a la milicia recibían educa-ción e instrucción técnica y militar. En


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