T R O P A S D E M O N T A Ñ A Formación / 21 CURSO DE MONTAÑA SACRIFICIO, LIDERAZGO Y CARÁCTER No hace demasiado tiempo se introdujo un con-cepto doctrinal que se ha revelado como inco-rrecto; se afirmaba que el centro de gravedad de los conflictos estaría entorno a los grandes nú-cleos de población y alejado de zonas rurales. La realidad de los conflictos actuales se ha orientado más bien en sentido contrario, el enemigo busca en las zonas montañosas sus santuarios, convirtiéndolo en un terreno clave para el de-sarrollo de las operaciones militares. El combate en montaña se caracteriza por un terreno muy compartimentado, escarpado y con grandes desniveles, la escasez de vías de comunicación, altitud elevada y un clima extremo. Estas características condicionan directamente las capacidades que deben tener el personal y las unidades que operan en dicho terreno. El Cuerpo de Marines de los Estados Unidos dentro de su ma-nual de operaciones en montaña analiza las posibilidades de un futuro conflicto en este tipo de terreno. Considera un arco de inestabilidad en el mundo, dentro del cual, de los 20 países que lo ocupan, 16 de ellos tienen regiones con una altitud me-dia igual o superior a los 2400 metros y temperaturas medias inferiores a los 4,4º C. La amenaza en estas áreas se concreta en pequeños grupos de fuerzas irregulares que operan en te-rreno montañoso. Este enemigo intenta contrarrestar la su-perioridad tecnológica de los países desarrollados llevando el combate a este terreno montañoso en el cual el principal valor es la adaptación y explotación del medio en detrimento del po-der armamentístico. Considerando las zonas de inestabilidad actuales, se puede concluir que las fuerzas aliadas y por tanto el ejército español tiene altas posibilidades de participar en operaciones que se den en áreas montañosas. Se debe tener en cuenta que el terreno montañoso per se no es limitante a la hora de ejecutar operaciones, siendo la instruc-ción y adiestramiento de las unidades el factor que determine la capacidad de estas para llevarlas a cabo. No cabe duda, que este terreno tan demandante exige la disponibilidad de unida-des especialmente instruidas para operar en el mismo. El valor del adagio tan repetido en nuestro ejército; “la mon-taña es escuela de mando”, no es casual. En efecto, las duras condiciones de la montaña exigen al mando una preparación y unos conocimientos “extras” de los necesarios para cualquier operación en ambiente convencional. Así, los mandos de nues-tras unidades de montaña necesitan una formación específica para enfrentarse a tan exigente medio en condiciones óptimas para liderar a sus hombres. Es el Curso de Montaña, impartido
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