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Tropas_Montaña_003

T R O P A S D E M O N T A Ñ A Historia / 47 de diciembre de 1928, donde un violento temporal permite comprobar la capaci-dad real de servicio de la Unidad, como así lo refleja entre la documentación encontrada en el Archivo Intermedio Militar de Ceuta, un informe del capitán Blanco, fechado en Badú, el 20 de diciem-bre de 1928. En él se hace un análisis de las deficien-cias observadas como lecciones apren-didas, siendo las principales: la falta de práctica en el uso de los esquíes que tienen los componentes de la Sección; la necesidad de no recargarlos con pren-das de abrigo ni muchos efectos que aumentan el peso, ya que dificultan los movimientos y entorpecen la marcha del esquiador; la inutilidad de la chilaba de paño como prenda de abrigo, siendo suficiente para la marcha el impermea-ble y el jersey; evaluando el resto de las otras prendas como buenas para el reposo, pero no para el movimiento, al aumentar la transpiración ya de por sí excesiva. Asimismo, se apunta el grave inconveniente, de no haber recibido aún las gafas para nieve y ventisca que difi-cultaron las marchas con raquetas y es-quíes durante el temporal. Sobre los refugios, constata su vital im-portancia que ha permitido cobijar a 85 personas, varios caballos y mulos, sugi-riendo la necesidad de colocar una luz de situación de petróleo que oriente al ca-minante en la ruta a seguir; la propuesta de dotarlos con un botiquín de primeros auxilios, una pequeña previsión de pan, azúcar y té, un farol y velas. Por último, justifica aumentar los efectivos de la plantilla inicial ya que la experiencia ha demostrado la limitación actual de su capacidad de servicio. La propuesta del aumento de efectivos es aceptada y en junio de 1929, la Sec-ción Indígena de Montaña se convierta en Compañía, pasando a contar con 178 efectivos, distribuidos en tres secciones, compuestas cada una de tres equipos y cada equipo con tres patrullas. El capitán Blanco cesa en junio en el car-go de Inspector y, en julio de 1929, para el mando de la Compañía se nombra al ca-pitán de Infantería Carlos Letamendía Moure, destinándose también al tenien-te de Infantería Epifanio Loperena de Andrés que relevará al teniente Blond. Otro informe, custodiado también en el Archivo Intermedio Militar de Ceuta, fechado el 25 de diciembre de 1929, del capitán Letamendía, trata el estudio de los tres sectores en los que ha de desa-rrollar su actuación la Compañía duran-te el invierno: Imasinem, Zerkat y Tizzi Ifri. Detallándose en él, mediante varios croquis, la ubicación de los refugios y un esquema de la distribución de los efecti-vos de la Compañía durante el invierno. El documento resume, a modo de con-clusión, que durante el invierno las mi-siones a desempeñar son las de auxilio y mantenimiento de las comunicaciones; que pasada la invernada, necesitará concentrar a la Compañía en el acuarte-lamiento de Tizzi-Ifri para dedicarse no solo a la instrucción para los servicios en nieve, sino también a la militar como tropas de Montaña. Propone además al-gunas medidas para conjugar permisos y disponibilidad de los efectivos duran-te el invierno, considerando que debería hacerse una excepción y tener presentes las tres Secciones durante un periodo de quince días, para que la Compañía practicara ejercicios y vivaqueara en los diferentes sectores donde está desplega-da; puesto que la movilidad y el conoci-miento del terreno son cualidades fun-damentales en estas tropas de Montaña. Finalmente, se menciona como especial-mente conveniente, facilitar terrenos y alojamiento para las familias de los as-karis (soldados) en el lugar donde se es-tablezca la cabecera de esta Compañía; una idea tomada de los poblados moros existentes en los acuartelamientos de los Grupos de Regulares. Durante los meses de invierno de 1929 y 1930 la red de refugios de la Compañía Indígena de Montaña sirvió para guar-necer de las fuertes inclemencias a 150 europeos y 700 indígenas. Cada refugio tenía una tablilla con las normas de obli-gado cumplimiento para todos los usua-rios. El 21 de agosto de 1930 se hace cargo de la Compañía el capitán Antero Goñi Rive-ro y en mayo de 1931 llega su hermano, el teniente Luis Goñi Rivero. Pocos meses después, el 18 de septiembre de 1931, se ordena la disolución de la Compañía In-dígena de Montaña, disponiéndose que una Mía de Intervenciones se dedicara a desempeñar los servicios de nieve que no son posible desatender. Esta Unidad desfila en Llano Amarillo ante el Alto Comisario, el 12 de julio de 1936. En 1940, se crea una compañía de esquia-dores en el Grupo de Regulares Indíge-nas de “Llano Amarillo” nº 7, disolvién-dose en 1944 y pasando su personal a integrarse en la Mehal-la de Gomara nº 4, donde formarían el Grupo Alpinista hasta la independencia de Marruecos. Indudablemente aquella primigenia Unidad Indígena de Montaña, creada a modo de ensayo, sirvió como experien-cia en la consolidación de las Tropas de Montaña en los ejércitos de España y Marruecos. José Aurelio Téllez Vázquez SBMY. del Grupo de Regulares nº54 Bibliografía: • Historia Gráfica de la Unidad Indígena de Montaña. Francisco Javier Hernández Navarro/Antonio Prieto Barrio. UNED. 2012. • “Unidades de las Tropas del Marruecos Español. La Compañía Indígena”. Revista África (marzo 1931). • “Una Compañía marroquí vive entre las nieves… y presta sus servicios a 2.500 metros de altura”, Revista “Estampa” (23 septiembre 1930). • Archivo Intermedio Militar de Ceuta. Sec/Cía. Indígena de Montaña.Sec2,Ssc10.


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