Page 50

Tropas_Montaña_003

T R O P A S D E M O N T A Ñ A 50 / / Revista Tropas de Montaña Confirmando una vez más la teoría de que en esos casos con-cretos es muy posible que al final de la avalancha te ven próxi-mos los cuerpos de los que en un momento dado han rodado juntos, muy cerca de mi apareció el alumno en cuestión, con la cabeza erguida, eso sí, enterrado completamente, las piernas dobladas hacia atrás y sus esquís sujetos por sus ataduras a las botas, cruzando por encima de sus hombros. Tras sacar más cabezas de alumnos y una vez comprobado que no quedaba ningún componente del curso bajo la nieve, se procedió a extraer los cuerpos completos con el esfuerzo de cada persona enterrada y la ayuda de otros alumnos. Sobra decir el papel tan fundamental que hicieron aquellas palas de nieve, zapapicos, sierras y demás herramientas. Parece ser el que mi tiempo de «enterramiento» en la nieve fue de 10 a 15 minutos, pequeño si se considera, dentro de las 24 horas de un día infinito e inmenso en mi caso particular. Nunca he conseguido olvidar aquel periodo de «inmersión» en el transcurso de aquella jornada de marcha. De hecho, otros tres alumnos fueron hallados pasados escasamente algo más de 20 minutos de su enterramiento, pero en estos casos concre-tos ya habían perdido el conocimiento y presentaban eviden-tes síntomas de hipotermia, aunque afortunadamente fueron recuperados sanos y salvos tras aplicarles primeros auxilios. Por cierto qué bueno de aquellos últimos tras recobrar el co-nocimiento tuvo un momento que los sanitarios que lo aten-dían dedujeron en principio que era de sangre. El afectado en cuestión viendo el color rojo líquido vomitado volvió a desma-yarse, con lo cual los servicios de asistencia tuvieron que recu-perarlo de nuevo como así fue. Nada más lejos de la realidad apreciada en principio, lo que realmente devolvió fue el boca-dillo de chistorra que se había zampado para desayunar antes de emprender la marcha. Pero lo más llamativo de aquella prevista doble jornada de instrucción en terreno nevado fue que como estaba previsto hacer prácticas de construcción de refugios de nieve, una vez «relacionados» profesores y alumnos en el refugio tras llevar acabo una reunión presidida por el jefe de Estudios del Cen-tro de Enseñanza, en la que cada alumno explico en detalle su experiencia personal vivida en el curso de la avalancha, la jefa-tura del Centro decidió que había que cumplir con uno de los objetivos previstos en aquella doble jornada de instrucción en terreno nevado, pues «prácticamente no había pasado nada». Para ello se volvió a salir del refugio, pernoctando todo el curso en las proximidades de la Escuela de Montaña, concretamente cerca de dónde tiempo atrás, —calculo que actualmente ya no formará parte del conjunto de las pistas de esquí de Candanc-hú, —se encontraba un pequeño refugio de la Guardia Civil, la mítica Caseta de Carabineros. ¡Que tiempos aquellos que no volverán, por lo menos en mi caso particular! José María Tomé López General (R)


Tropas_Montaña_003
To see the actual publication please follow the link above