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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

LA MARINA Y EL APOSTADERO NAVAL DE LA HABANA DURANTE LA GUERRA... Vapores de guerra de 1.ª clase Fernando el Católico e Isabel la Católica. Finalmente, se integraban también en esta escuadra un par de grandes vapores de guerra (y ruedas) de 1.ª clase: el Fernando el Católico (antes Francisco de Asís) y el Isabel la Católica, con desplazamientos de 2.879 toneladas y, por aquellos años, entre dieciocho y veinte años de servicio a sus espaldas. Iban fuertemente artillados, con 16 cañones de 20 cm emplazados en baterías laterales, lo que unido a su potencia de máquinas (500 caballos) les permitía ser considerados unidades de 1.ª clase, aptas, en consecuencia, para formar parte de las denominadas flotas de combate. En cuanto a las denominadas «Fuerzas Sutiles del Apostadero», se componían de una corbeta de hélice, una decena de vapores de guerra de 2.ª y 3.ª clase y media docena de goletas, fuerzas a las que, a partir de 1869, se unirían una treintena de pequeños cañoneros, muy útiles para poder operar en los cayos y ríos costeros, zonas de bajo fondo donde las unidades mayores, por su mayor calado, no podían maniobrar. Las corbetas de hélice destinadas en Cuba durante Guerra de los Diez Años fueron la Santa Lucía, al mando del capitán de fragata Eugenio Sánchez Zayas, y la Tornado, a la que comandaron los de igual clase Adolfo Navarrete (en el 70 y el 71) y, posteriormente, Dionisio Costilla Asensio, que sería quien apresaría al vapor Virginius en octubre de 1873. La Tornado, buque capturado a la Armada peruana durante la Guerra del Pacífico de 1866, montaba casco de hierro, desplazaba 2.090 toneladas y su máquina podía desarrollar una potencia de 328 caballos de vapor nominales, que le proporcionaban una velocidad máxima de entre 9 y 13 nudos. Su artillería se componía de seis cañones rayados de 160 mm, y su dotación sumaba 200 hombres. Por su parte, la Santa Lucía desplazaba 734 toneladas y estaba artillada con dos cañones lisos de 20 cm (en colisa, en el centro del buque) y uno liso de 16 cm (en colisa, a proa). Desarrollaba una potencia de máquinas de 200 caballos. En cuanto a la decena de vapores de guerra y de ruedas de mediano y pequeño desplazamiento destinados en Cuba durante esos años, los había de dos tipos. El primero lo componían ocho vapores de tamaño intermedio y considerados de 2.ª clase (Pizarro, Antonio Ulloa, Vasco Núñez de Balboa, Churruca, Hernán Cortés, Blasco de Garay, Churruca y León), todos ellos con desplazamientos de entre 1.080 y 1.400 toneladas, artillados con dos cañones lisos de 20 cm Año 2015 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 33


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