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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 128

LA CARRERA Y EL INFORTUNADO NAUFRAGIO DEL NAVÍO DE GUERRA CASTILLA... »Las urcas San Carlos y San Juan (20) han padecido quebranto en sus costados al golpearse entre ellas, por haberle faltado su cabo noroeste a la segunda y se están ya reparando con la brevedad posible. »La balandra de S. M. Belona recibió graves golpes de la muralla de las argollas del castillo y estuvo a punto de perderse. Hizo hasta 120 pulgadas de agua por hora, al presente hace sólo 80, y se está descargando con la mayor prontitud para descubrirle la quilla y reconocer si está en estado de servicio. »Al navío particular, nombrado Begoña, le faltaron sus cabos noreste y un noroeste pero no tuvo otro quebranto» (21). Según Bernardo Amat, a todos los buques mencionados, excepto al Castilla, se les proveyó de cabos y áncoras para reemplazar lo perdido durante el temporal del 30 de noviembre de 1771. Acuerdos para que el Begoña reemplazara al Castilla en el viaje a La Habana Desde las primeras noticias de que el Castilla había quedado inmovilizado, el virrey Bucareli, el marqués de Casinas, el gobernador y los oficiales reales de Veracruz buscaron la manera de reemplazar el buque y que no se retrasara demasiado la partida de la escuadra hacia La Habana y Cádiz. Sin embargo, el asunto se agravó cuando el segundo navío de dicho convoy, el San Nicolás de Bari, también se vio afectado por el temporal. Calculando que su reparación habría de llevar más de treinta días, ya que en el puerto faltaba madera adecuada para practicarla, el marqués de Casinas propuso que se adaptasen el navío Begoña, de 32 cañones, y la fragata San Carlos, de ocho, buques particulares que se hallaban en buenas condiciones de seguridad. Casinas mencionó que, una vez ejecutadas las obras necesarias para que cupiesen todos los pertrechos, el armamento y las municiones, así como los oficiales, la tropa y los marinos, los buques fuesen enviados a La Habana, donde caudales y cargamento se trasladarían a dos navíos de guerra de aquel apostadero naval (22). Así comenzaron los largos debates entre los oficiales, quienes buscaban una solución cómoda: que en poco tiempo se adaptaran el Begoña y la San Carlos para recibir el cargamento y la gente a su bordo. Además, después de que Bernardo Amat practicase una nueva inspección del San Nicolás de Bari, resultó que el buque no había sido tan afectado por el temporal como se había creído al principio; solo necesitaba unos trabajos en el tajamar y las gambotas de proa, trabajos que por otra parte ya estaban muy avanzados (23). (20) Es interesante mencionar que en esas urcas se previó enviar al batallón de Flandes de regreso a España. AGN, Correspondencia de Diversas Autoridades, vol. 23, ff. 12-16. (21) AGN, Correspondencia de Virreyes, serie II, vol. 19, ff. 199r-251r. (22) Ibídem. (23) Ibídem. Año 2015 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 85


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