Page 105

REVISTA HISTORIA MILITAR 119

104 LUCAS CANTERAS ZUBIETA En su primera comparecencia ante las Cortes en calidad de exministro, en la sesión del 21 de octubre de 1921, el vizconde expuso los totales de material enviados a cada comandancia general en el periodo de 1919 a 1921, que arrojaban una sangrante desigualdad. Este asunto del reparto de medios alcanzaría gran trascendencia en el momento, hasta el punto de que Berenguer, en su obra de 1923, trató de desembarazarse de ciertas acusaciones contra su gestión. En cualquier caso, estaba claro que algo no funcionaba como debía en el Protectorado. La inmovilidad y la miseria caían sobre Melilla. El ministro de la Guerra, por su parte, también trataría de difuminar su carga, y en su comparecencia del 25 de octubre ante las Cortes exponía estas quejas: “se me ataca diciéndoseme que peco de económico y de restringir los gastos. ¿Habéis olvidado cómo se votan los presupuestos? ¿No hemos discutido todos lo que se llama el despilfarro … y no hemos convenido en que el origen del mal está en la forma en que se confeccionan los presupuestos, pues para que salgan pronto y sin déficits alarmantes se cercenan los gastos, sin perjuicio de que se vaya luego a los créditos extraordinarios?”. Para el ministro, la cuestión era sencilla para todos vista en retrospectiva: “ahora, y lo encuentro muy bien, al Parlamento y a la opinión pública todo el dinero y todos los hombres les parecen poco; pero antes, los hombres y el dinero bien se regateaban a los Gobiernos”. Para un general como Silvestre, de servicio en Marruecos, poco político y con un probablemente agudo sentido del pragmatismo, el hecho de que su situación dependiese de las disputas parlamentarias no era agradable. En su misiva del 6 de febrero dejó estas palabras, que van más allá de la falta inmediata de recursos para plantear la inexistencia de un verdadero proyecto de acción en el Protectorado. El constante parche presupuestario con el que se trataba de cubrir estas o aquellas necesidades, en el fondo, sangraba la Hacienda y no satisfacía las necesidades del ejército de campaña. “Si nuestros políticos meditaran un poco acerca de este problema, verían lo antieconómico, cruel y funesto que resulta regatearnos un puñado de pesetas que, por tal proceder, han de gastarse con creces en estancias de hospital, curas, pensiones a heridos o deudos e inválidos; que les acarrean, además, preocupaciones de orden social derivadas de la evidente aversión de nuestro pueblo a la resolución Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 104-132. ISSN: 0482-5748


REVISTA HISTORIA MILITAR 119
To see the actual publication please follow the link above