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192 RICARDO GONZÁLEZ CASTRILLO de los cuales murió ahorcado84. No obstante, les reconoce el mérito de situarse al pie de la muralla. Cruzado también corrobora estos mismos datos y añade, por su parte, que los turcos al retirarse dejaron abiertas las puertas de la ciudad, y que un sargento –o un soldado– cogió la bandera de un alférez –según Mármol– y la colocó en la muralla, agitándola para animar a sus compañeros a que diesen el asalto final a Mostaganem. Sin embargo, el propio conde detuvo este ataque y ordenó luego la ejecución de aquel militar, que dejaba viuda y cinco hijos, por el delito de desobediencia85. Al final de esta jornada, Martín Alonso levantó el campamento en una colina y lo rodeó con una trinchera construida durante la noche, sin que los hombres tuviesen tiempo para descansar ni comer86. Para compensarles del esfuerzo realizado, los oficiales volvieron a prometerles que verían saciadas sus necesidades básicas cuando entrasen en Mostaganem. Y los soldados respondieron de tal manera que cuando despuntó el alba del día 25 de agosto, los preparativos habían finalizado y las cinco piezas de artillería de batir estaban listas para abrir fuego. Se mandó entonces disparar una docena de tiros que no impactaron en la ciudad por la escasa pericia de los profesionales, que no tuvieron la precaución de marcar el terreno ni calcularon la diferencia de altura entre el acuartelamiento y la ciudad. Cuando corrigieron ambos defectos “baxaron la trynchera, y dyeron dos tyros en la muralla, y horadaronla” por la parte del castillo87. Pero los españoles hubieron de cesar el disparo de los cañones por falta de munición, coyuntura que fue aprovechada por los sitiados para apuntalar el boquete abierto en la muralla. La narración de Cruzado precisa que los españoles utilizaron de noche solo dos bocas de fuego y que, desde la ciudad, hacían lo propio con “una muy ruyn porque no tenian mas”88; mientras, desde el mar, las naves turco-berberiscas llegadas de Argel descargaban su artillería contra el campamento español, causando graves daños. Para colmo de males, a mitad de la mañana de ese día se supo que Hasán Bajá, hijo de Barbarroja y gobernador de Argel, había llegado a Mostaganem después de cinco días de viaje. Y al decir del cronista Suárez, “allego sobre él Martín Alonso todo el mundo, como dizen, de enemigos Moros y Turcos por tierra y mar”, lo cual era, precisamente, lo que el hijo del conde había querido evitar desde un principio89. 84  BME, op. cit., f. 325v. 85  CAT, E.: op. cit., p. 103. 86  Esta colina ha sido identificada por Belhamissi, cerca del jardín público y actual estación de la ciudad de Mostaganem. Belhamissi, Moulay, op. cit., p. 76. 87  BME, op. cit., f. 325v. 88  CAT, E.: op. cit., p. 103. 89  SUÁREZ, Diego de: op. cit., f. 94v. Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 192-216. ISSN: 0482-5748


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