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REVISTA HISTORIA MILITAR 119

“LOS CORONELES”… 87 sorprendido, pues se trataba de un teniente coronel de Tropas de Aviación y de un comandante Ingeniero Aeronáutico: ¡dos aviadores en el templo de la historia del Ejército de Tierra! “Y bien: ¿qué están ustedes estudiando, caballeros?”, les preguntó. “Yo, el Ejército Popular de la República, mi coronel”, contestó el primero; “Y yo, la guerra aérea de España”, añadió tímidamente el segundo… “Bien. No hay colisión con las monografías del Servicio Histórico; sigan adelante con el objeto de sus investigaciones y si necesitan algo no duden en preguntar”, parece ser que remató el artillero. Deslindados los terrenos en esta suerte de tratado de Tordesillas historiográfico, volvió cada cual a sus papeles9. Sus trabajos se completaron y enriquecieron, desde entonces, mutuamente. Aquellos dos hermanos pertenecían a una larga familia de origen burgalés y vasco, la de los Salas Larrazábal, rica en anécdotas relacionadas con la guerra del 36. Para empezar, todos salvo el padre habían logrado pasar a zona nacional de una u otra manera. Primero fue el hermano mayor, Ángel, piloto de reconocido prestigio en la milicia de antes de la guerra –era el primeraco de la segunda, y última, promoción del Arma de Aviación– a quien el 17 de julio de 1936 sorprendió en Madrid de permiso camino de Berlín, adonde quería llegar como espectador de las Olimpiadas, Para no levantar sospechas, decidió presentarse a la mañana siguiente en la base de Getafe voluntariamente, donde el teniente coronel Camacho, que no sabía de qué pie cojeaba pues Salas nunca se había significado –era hombre parco en palabras–, le ordenó coger un Breguet e ir a bombardear Melilla. Unas horas después, ya en rebeldía, aterrizaba en Pamplona, solo para que un Mola aún sin sublevar ordenara su arresto y la inutilización del aparato… hasta el día siguiente, en que una vez dictado el bando proclamando el estado de guerra el propio general le encomendaba la misión de actuar como su enlace aéreo personal con los generales Franco Bahamonde en Marruecos y Queipo de Llano en Sevilla (si la avioneta de Ansaldo no hubiera aparecido en el horizonte aquella mañana, la misión de Ángel Salas Larrazábal hubiera sido la de volar hasta Portugal para recoger a Sanjurjo…) El resto de su historial lo sabe cualquier aficionado a la Aviación española: escuadrilla Morato, cientos de horas de vuelo, 17 victorias en España y 7 en Rusia, medallas Militar Revista de Historia Militar, 119 (2016), pp. 87-96. ISSN: 0482-5748 y Aérea, etc. Por su parte, Ignacio y Ramón, ambos en edad militar y cada cual por su cuenta, lograban pasarse por la zona de Orduña, llegando a teniente provisional de Artillería el primero (este es el hermano muerto en el Ebro de 9  Anécdota contada al autor por el Exmo. Sr. General don Jesús Salas Larrazábal en entrevista sostenida en su domicilio en marzo de 2013.


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