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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 331

Arriba, vitrina Autores contemporáneos a Cervantes, armas usadas en Lepanto y expositor sobre artilleros versados en el soldado y escritor; debajo, mesa con diferentes versiones del Quijote y ejemplares más antiguos de la muestra. IV Centenario elogiar el trabajo de sus colegas, como transmite la exposición», agrega. Las Letras dejan vía libre a Las Humanidades en la biblioteca. Aquí acapara especial atención la lista de libros prohibidos o mandados expurgar, firmada por el inquisidor general Agustín Rubín de Ceballos, obispo de Jaén (1780-1793). No obstante, en centros de enseñanza militar, como la Academia de Artillería, obtuvieron licencias especiales para disponer y contar con algunos de esos títulos prohibidos, apunta Carlos Merino. Mientras, dirige nuestra atención hacia algunos títulos presentes en este espacio: La razón del filósofo Kant, un manual de música, otro de baile (en francés), o los diferentes ejemplos del Arte de Estudiar, que despiertan la curiosidad de los visitantes por ser materias poco relacionadas con la ciencia y la tecnología, saberes más propios del centro. «La existencia de tales obras se debe al carácter multidisciplinar que tradicionalmente ha tenido la formación de los alumnos de la Academia de Artillería», subraya el coordinador de la muestra. EL 7 DE OCTUBRE A modo de apéndices de un libro, tres espacios más completan la muestra. Al fondo de la sala, una vitrina vertical recuerda a Los artilleros que han escrito sobre Cervantes y su obra, entre los que figura Baldomero Villegas, quien además de ascender hasta el empleo de coronel, fue uno de los fundadores de la Sociedad Espiritista Española. No menos sorpresa causa saber que «el primer día del Libro se celebró el 7 de octubre, pues —explica Merino— entonces se creía que esa era la fecha del nacimiento de Cervantes». La institución de tal celebración se debió a un real decreto de 1926, aunque cuatro años después la Fiesta del Libro ya se celebró el 23 de abril. Por último, un audiovisual propone un viaje cultural por los paisajes del Quijote. E. P. M. / Fotos: H. G. P. subraya Merino. José M. Quintana o el marino Martín Fernández Navarrete son otros dos de los primeros autores que siguieron los pasos de Mayans y se adentraron en la vida del insigne escritor. Empresa nada fácil por los escasos datos biográficos conocidos sobre el personaje. OBRA CUMBRE El libro que hizo inmortal y único al soldado Cervantes fue El ingenioso hidalgo don Quixoje de la Mancha y éste es el protagonista de la segunda mesa de la exposición. En la docena de ejemplares aquí reunidos, la biblioteca de Artillería muestra —en versión facsímil—, una edición impresa en Barcelona en 1897, recreación del libro original, salido de los talleres del madrileño Juan de la Cuesta. Otro de esos títulos contiene la citada primera biografía de Cervantes firmada por Mayans. Casi 700 ilustraciones, realizadas por el afamado Jiménez Aranda, dan vida a la versión Quijote del Centenario (1905-1908) y la imagen es asimismo referente en la obra publicada por Espasa-Calpe en 1979. Aunque a veces pueda parecer lo contrario, Cervantes escribió más libros y de géneros diversos. A ellos está dedicado el tercer expositor de la muestra, que incluye La Galatea, La Tía fingida o Viaje al Parnaso. Cervantes compartió época con otros nombres ilustres de la Literatura española, como Tirso, Lope, Quevedo, Góngora y Calderón, pero no fueron los únicos. Ellos y algunos nombres más, hoy menos conocidos, también cuentan con un espacio propio en esta exposición. «Hemos buscado así recodar el Siglo de Oro, período de máximo esplendor literario en España, y a sus creadores», señala Merino. «Ellos se conocieron, admiraron, rivalizaron, se odiaron, pero, a la postre, supieron reconocer y La muestra, abierta al público en su biblioteca, recuerda cómo se instituye el día del Libro Septiembre 2016 Revista Española de Defensa 63


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