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REVISTA ESPAÑOLA DEFENSA 329

Desde su fundación en 1946, las Naciones Unidas han tenido siete secretarios generales procedentes de los cinco continentes. Pepe Díaz Con más transparencia que nunca y multiplicadas presiones para elegir una mujer por primera vez, la ONU se embarca en el proceso de selección de su próximo secretario general EL presidente Franklin Delano Roosevelt, definió la figura del secretario general de Naciones Unidas como lo más parecido a un «moderador mundial». La propia Carta de San Francisco describe ese puesto como su «más alto funcionario administrativo». Y el noruego Trygve Lie, el primero en desempeñar esas responsabilidades a partir de 1946, no dudó en hablar del trabajo más difícil del mundo. Idea compartida por todos y cada uno de sus siete sucesores. Al hilo de un mundo cada vez más complejo, los secretarios generales de la ONU han desempeñado sus responsabilidades dentro de un abanico institucional que abarca desde el gris burocrático hasta un más o menos brillante activismo. Este visible cargo es también el más codiciado entre Hasta el momento hay diez aspirantes confirmados, cinco mujeres y cinco hombres todas las vacantes generadas por la plétora de organizaciones intergubernamentales que operan en el mundo. Y aunque tradicionalmente la selección ha sido tan opaca como reñida, a pesar incluso de una tácita pauta de rotación regional, en esta ocasión se está realizando un esfuerzo de transparencia para designar al sucesor de Ban Ki-moon. Algo sin precedentes en los setenta años de historia de la ONU. Como parte de este nuevo proceso, los aspirantes confirmados —hasta el momento, cinco mujeres y cinco hombres— han empezado por someterse a lo más parecido a una pública y exhaustiva entrevista de trabajo ante los representantes en Nueva York de la Asamblea General. Un órgano basado en el principio de igualdad —un Estado, un voto— compuesto por los representantes de los 193 Estados miembros de la ONU y dos observadores permanentes: el Vaticano y Palestina. Con una primera ronda celebrada en abril y otra segunda prevista para junio, estas entrevistas se han convertido en una oportunidad única para calibrar los méritos de cada candidato. Las cuestiones planteadas abarcan desde la democratización de la organización hasta los abusos en operaciones de paz pasando por toda clase de conflictos sin solución a la vista. Sin olvidar la cuestión recurrente de que, por primera vez en sus siete décadas de historia, una mujer se convierta en secretaria general de Naciones Unidas. La lista oficial pero no cerrada se encuentra acompañada por toda clase especulaciones sobre «tapados». La opción más rutilante, pero considerada también la más improbable, sería Angela Merkel. Su nombre ha circulado durante los últimos meses pero no parece tener mucho sentido que la poderosa canciller de Alemania se postule a un cargo que en realidad tiene muy Junio 2016 Revista Española de Defensa 53


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