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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

El destacamento Vilkas está compuesto por 120 militares, entre pilotos y personal de apoyo y mantenimiento marzo, en la realización de una misión Training Scramble, en la que se simula la interceptación de una aeronave no identificada en el espacio aéreo de responsabilidad aliada. Diariamente, los Eurofighter realizan varias salidas de entrenamiento para estar preparados, aunque si en alguna de ellas se registra un aviso real, se reasigna la misión y se envían las coordenadas a los aviones. También se llevan a cabo ejercicios de desactivación de armamento «caliente», que simulan la neutralización de un explosivo integrado en uno de los misiles que, en el supuesto planteado, no habría completado la secuencia de lanzamiento por error mecánico. VIGILANCIA Los Eurofighter se encuentran bajo el control del Centro de Operaciones Aéreas Combinadas (CAOC) de la OTAN en Uedem (Alemania), desde donde se controla el espacio aéreo del centro y el norte de Europa bajo la dirección del Mando de Componente Aéreo (AIRCOM) de Ramstein, también en Alemania. Cuando los radares controlados por el CAOC alemán detectan una traza sin identificar, se da la señal de alerta a la base de Siauliai o a la de Amari. En ese momento, suena por los altavoces de las instalaciones un aviso de operación de intercepción e identificación de las aeronaves no identificadas. Lo más habitual es que éstas sean aviones o cazas rusos que vuelan sin plan de vuelo o con el transpondedor apagado. La primera intercepción real se produjo el pasado 19 de enero, cuando los cazas españoles salieron al paso de un Ilyushin 20 de la Fuerza Aérea rusa, un avión turbohélice de inteligencia electrónica equipado con radar de reconocimiento, que viajaba entre Rusia y el enclave ruso de Kaliningrado sin las autorizaciones pertinentes. Sin tiempo para volver a la base, los cazas españoles fueron alertados de la presencia de una segunda traza sin identificar, que correspondía a un Túpolev 134 Crusty, también de la Fuerza Aérea rusa, con destino a San Petersburgo. El próximo mes de mayo se cumplirán doce años del comienzo de las operaciones de defensa aérea sobre Estonia, Letonia y Lituania, tras el ingreso de esos países en la Alianza Atlántica, hecho que se produjo en la primavera de 2004. Desde entonces, la aviación rusa, tanto la civil como la militar, está obligada a sobrevolar aguas internacionales a través del golfo de Finlandia y del mar Báltico para realizar la ruta, de ida y de vuelta, entre San Petersburgo y Kaliningrado. La defensa aérea de la OTAN se extiende a Albania, Luxemburgo, Islandia y Eslovenia, ya que estas naciones, al igual que las bálticas, carecen de medios y capacidades concretas para ejercer esa función por sí mismas. Santiago F. del Vado/Fotos: EMAD Abril 2016 Revista Española de Defensa 13


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