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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 327

años 25 de la operación en el Kurdistán EMAT, integrado por 20 personas entre médicos, sanitarios y personal de apoyo, se instaló en Shiladiza, una diminuta población al borde de las montañas dentro de la zona bajo control táctico francés. Allí ocuparon la sede semidestruida del partido Baas, donde comenzó a operar el hospital de campaña, que en pocos días se transformó en uno de los principales focos de atracción para los que aún se resistían a abandonar la montaña. Rodeados de miseria y desbordados por los cientos de casos que se presentaban a diario, los médicos españoles apenas tuvieron un momento de descanso durante los 36 días que duró su misión. Aterrorizados por el régimen de Bagdad, los kurdos se negaban a volver a sus hogares. Sin techo ni alimentos y en condiciones higiénicas muy precarias, preferían la muerte en el monte antes que arriesgarse a sufrir las represalias de los soldados y los policías de Sadam. «Nuestra misión es constituir un foco de atracción en primera línea que facilite la bajada de los kurdos hacia sus asentamientos definitivos —explicaba entonces el jefe del EMAT, comandante Carlos Alvarez Leiva—. El EMAT es un segmento más de ese bloque de facilidades que hay que ofertar. Hay que proporcionar alimento, combustible, apoyo sanitario, seguridad… Se ha conseguido que mucha gente baje de las montañas y se aloje en los campos de refugiados. El problema ahora es que esa misma gente regrese a sus casas». En este último cometido trabajaban fuerzas multinacionales de la Provide Confort, concretamente la Task Force (Fuerza Operativa) Alfa compuesta por militares estadounidenses, franceses y británicos especializados en la acción psicológica. Persuadir a los kurdos para que se instalasen en los campos de refugiados, donde se les garantizaba que no serían molestados por las tropas iraquíes, resultó ser una tarea más difícil de lo previsto. La Provide Confort, en la que participaban más de 16.000 militares de diversas nacionalidades, incluía otra fuerza, la Task Force Bravo, a la que se sumó la Agrupación Alcalá, que se dedicaba a construir asentamientos provisionales en una zona “asegurada”, situada a lo largo del curso del río Nahr Al Khabur, en el norte de Irak. El plan incluía la posterior intervención de fuerzas de Policía de las Naciones Unidas, que tomarían el relevo a las tropas aliadas en el control y protección de los campos de refugiados hasta que toda la población kurda regresase a sus ciudades de origen. A los siete días de su llegada a Zajo, los paracaidistas españoles relevaron a las tropas estadounidenses en la vigilancia de esa zona. Tres puestos de control centraron la actividad de los hombres de la BRIPAC pertenecientes a la 1ª y 2ª compañías de la I Bandera Roger de Flor, a la 7ª compañía de la II Bandera Roger de Lauria y a la compañía de zapadores Soldados de la Brigada Paracaidista controlan el principal paso fronterizo entre Irak y Turquía. 22 Revista Española de Defensa Abril 2016


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