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Revista_Española_Defensa_335

perfil Ejército del Aire La deportista madrileña escucha el Himno de España desde lo más alto del podium en el Campeonato del Mundo Militar de Suecia, donde consiguió dos medallas de oro. —Ser soldado era el paso previo que tenía que dar, el puente que debía cruzar, para convertirme en suboficial. Hoy en día es muy complicado entrar por acceso directo. Es más fácil como tropa, a través de la promoción interna. —El pasado agosto participó en el campeonato del mundo militar en Suecia, y después en el civil, en Holanda. Cosechó trece medallas. Cuando en septiembre se incorporó a la Academia se encontraba usted en plena forma para afrontar el periodo de instrucción… —Sí. Llegué con las pilas cargadas pero, sobre todo, gracias a la instrucción tan exigente que recibí en la Guardia Real, unidad en la que la mayor representación de las Fuerzas Armadas corresponde al Ejército de Tierra y eso se nota. Para mí, en León la vida es mucho más dura en otros aspectos que no tienen tanto que ver con la instrucción y el adiestramiento de campo…, sino con el horario, los estudios, la intensidad académica y la disciplina que eso conlleva para los alumnos. —¿Y puede seguir entrenando? —La jornada comienza a las seis y media de la mañana y concluye a las cuatro de la tarde. Después es obligatorio el estudio, pero a mí se me ha permitido salir de la academia, salvo que haya actividad de escuadrón, para llevar un horario de entrenamiento adecuado. —Tengo entendido que el pase pernocta solo se concede en casos excepcionales, como tener hijos o, en su caso, ser deportista de elite… —Sí. El régimen de externado se agradece muchísimo no solo por el tiempo de entrenamiento, tres horas y media al día como mínimo. También desde el punto de vista de la nutrición. Tengo mi propio dietista y fuera de la Academia puedo disfrutar de una alimentación mucho más estricta y exigente, acorde con la preparación para competir. El poder estar en mi casa y desde allí llevar mi plan de entrenamiento y de nutrición me facilita las cosas para intentar estar al mismo nivel que antes. Mi horario de preparación se prolonga hasta casi las once y media de la noche y si no disfrutara del régimen de externado, llegaría a la Academia muy tarde. —¿Se prepara fuera o aprovecha las instalaciones deportivas que le ofrece la unidad? —Hasta las Navidades he entrenado por mi cuenta, aunque bajo la dirección de mi entrenador desde Madrid, utilizando la piscina de 25 metros de la Academia y, dependiendo del trabajo en el centro, su pista de atletismo, que es totalmente nueva, y el gimnasio. La parte física la realizo ahora fundamentalmente en León con un grupo. Trabajar sola es muy complicado. —¿Y cuándo estudia? —Después del entrenamiento en carrera y el gimnasio de primera hora de la tarde y antes de la piscina casi por la noche. Es un periodo de tiempo suficiente para estudiar, aunque no todo los días puedo hacerlo. —¿Pensó en algún momento que formarse y convertirse en militar podría frenar una trayectoria deportiva tan exitosa como la suya? —Ingresar en el Ejército fue una decisión complicada. Sabía que cuando llegara ese momento tendría que priorizar una parte de mi vida, la profesional, y abandonar un poco la otra, la deportiva. En la Guardia Real tuve bastantes problemas para poder entrenar. Eso me aterrorizó porque me sentía todavía joven. El deporte que practico requiere mucha potencia física. Hasta los 28 o los 29 años puedo seguir manteniéndome en un nivel deportivo bastante alto. Soy muy competitiva en todo, por lo que siempre he querido explotarme hasta el final y no deseaba abandonar tan pronto. Cuando aprobé el ingreso en la Academia pensé: se acabó. —Pero no ha sido así... —No. Los mandos del centro se volcaron conmigo desde el primer día prestándome todo su apoyo. Este año he competido en el campeonato del mundo interejércitos. Para ser la primera vez se me dio bastante bien. A partir de ahí, Defensa ha puesto bastante interés en que pueda seguir manteniendo un nivel tan alto, sobre todo en el ámbito internacional. Agradezco la oportunidad que me han dado porque yo decidí ser sargento antes que deportista y aquí puedo mantener ambas vidas. J.L. Expósito «Los mandos del centro se volcaron conmigo desde el primer día prestándome todo su apoyo» 40 Revista Española de Defensa Enero 2017


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