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p l u m a i n v i t a d a antes); pasando por la limitación estricta en el uso del tiempo para las intervenciones. Otro ámbito en el que la aportación española ha sido destacable es en la nueva fórmula para seleccionar al Secretario General de la Organización, más participativa, transparente e inclusiva, que se ha aplicado por primera vez, con notable éxito, en la elección del portugués António Guterres para el cargo. Por último, con el resto de los países de la UE, dando cuenta regularmente de las actividades del CSNU e incluso diseñando un mecanismo novedoso de coordinación comunitaria llamado EUROPEN, que caso de consolidarse, permitirá una mayor colaboración entre los Estados miembros de la UE que estén en el CSNU y aquellos que no ocupen un asiento en dicho órgano. RESOLUCIONES España no se ha limitado a estar en el Consejo de Seguridad, nuestro objetivo ha sido actuar y es ampliamente reconocido que la nuestra ha sido una de las participaciones más productivas de los miembros no permanentes. Actuar en el Consejo consiste, entre otras cosas, en sacar adelante resoluciones tras largas y complejas negociaciones con el resto de los miembros del Consejo, especialmente los permanentes. En este punto creo importante destacar la adopción de la resolución 2242 sobre Mujeres, Paz y Seguridad durante la presidencia española de octubre de 2015, que responde a nuestro compromiso de impulsar las cuestiones de género. Asimismo, el liderazgo de nuestro país en la adopción de la resolución 2286 sobre la asistencia médica en conflictos también es consecuencia de nuestra prioridad en favor de España impulsó resoluciones como la de Mujeres, Paz y Seguridad o la de cooperación judicial contra el terrorismo las causas humanitarias, razón por la cual también hemos sido corredactores en el expediente humanitario en Siria. No puedo dejar de mencionar aquí el insólito logro de sacar adelante tres resoluciones de cosecha propia durante nuestra presidencia del CSNU en el último mes (diciembre de 2016): la 2322, sobre cooperación judicial internacional en la lucha contra el terrorismo; la 2325, orientada a evitar la proliferación de armas de destrucción masiva entre los actores no estatales; y una tercera (la 2331), en la que el CSNU enfrenta por primera vez el gravísimo problema de la trata de seres humanos en situaciones de conflicto. Las tres obedecen a nuestras prioridades de lucha contra el terrorismo, no proliferación, respeto a los derechos humanos y asistencia humanitaria. En definitiva, detrás de este «activismo» se encuentran las prioridades anunciadas en nuestro programa. Otra de las características que mencionaba al principio es la coherencia. Por tal entiendo la consistencia entre los principios y las prácticas. En las Naciones Unidas la coherencia es uno de los bienes más valorados. Aunque el prestigio de un país no sólo se construye sobre la coherencia, ésta es imprescindible para alcanzar aquél. La coherencia es apreciada incluso en los miembros más marginales de la organización. Tanto en las campañas, cuando se prometen muchas cosas a fin de recabar apoyos, como una vez en el Consejo, cuando se sufren presiones y las posiciones nacionales son puestas a prueba, es muy importante mantener coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Nuestro país no sólo ha sido consecuente con sus principios, sino que también ha cumplido lo que prometía. Si en la recta final de campaña apostamos por la transparencia y la responsabilidad, una vez ya en el Consejo informamos continuamente a los países interesados de cómo iban sus temas. Introdujimos una fórmula novedosa, la «fórmula Toledo», así bautizada en homenaje a la ciudad en la que tres culturas se dieron la mano en un excepcional momento de la historia de España. Lo más característico de esta fórmula consiste en una rendición de cuentas a toda la membresía por parte del país que ha ejercido la presidencia mensual del Consejo en una sesión interactiva, con preguntas a cargo del resto de los Estados miembros. A nivel nacional, hemos participado a la sociedad civil de nuestras prioridades, acciones y logros. Así ha sido con el mundo académico, con los centros de pensamiento, con las ONGs, con los medios de comunicación y con las Embajadas acreditadas en nuestro país. La idea subyacente es que la opinión pública española tiene derecho a saber qué hace España en Naciones Unidas, pero también qué es lo que hacen las Naciones Unidas por el mundo y por España. Soy consciente de que queda mucho aún por recorrer en este terreno, pero creo sinceramente que estos dos años han supuesto un avance notable en el terreno de la diplomacia pública en lo que toca a la ONU. La participación de alto nivel en prácticamente todos los debates organizados por el CSNU durante estos dos años, así como la asistencia del Presidente del Gobierno, del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación o de los ministros de Justicia y de Interior en sesiones formales o informales del Consejo, ha sido también determinante para dar a conocer las actividades organizadas por España y fomentar el conocimiento de la ONU entre el público en general. Por último, la presencia de España en el Consejo de Seguridad ha sido constructiva. Si en el apartado anterior hablaba de coherencia con los principios, aquí subrayo la flexibilidad. Si uno quiere servir a los demás y además quiere hacerlo de manera eficaz, tiene que saber entenderse con ellos, dialogar y conciliar posturas alejadas, sacrificando a veces sus intereses para lograr una postura común. De otro modo resulta imposible sacar adelante resoluciones, declaraciones presidenciales, comunicados de prensa o cualquier otro «producto» del Consejo. España prometió diálogo durante su campaña y ese ha sido uno de los pilares de nuestra presencia en dicho órgano. La gran mayoría de los logros 56 Revista Española de Defensa Enero 2017


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