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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 135

JUAN ANTONIO GÓMEZ VIZCAÍNO res están alimentados por baterías de acumuladores sistema julien, y que varias hélices, colocadas en la parte superior e inferior del casco, le hacen subir y bajar a voluntad, mientras otras dos, emplazadas a ambos extremos, se ocupan de la propulsión. Así pues, vemos que, en lo que a ensayos de navegación submarina se refiere, Francia e Italia, con una fe y perseverancia dignas de todo encomio, sin dejarse dominar por el desaliento, como ha ocurrido en otros países tan pronto como se ha tropezado con las primeras dificultades, no han cejado en su empeño, conscientes sus ingenieros de que una empresa científicotécnica así de ardua requerirá largos años de estudios, ensayos y observaciones para ser coronada con éxito. De esta manera, con pasos vacilantes, superando un día un obstáculo que parecía insalvable, logrando otro resolver venturosamente un problema que se había antojado hasta entonces irresoluble, se va avanzando hacia el objetivo propuesto. y se hace sin ruido ni publicidad, que resultaría prematura, y podríamos añadir que con gasto relativamente pequeño, limitado a la consignación anual que se destina a dichas experiencias. Fuera de Europa, en el otro extremo del mundo, el marino C. Seymour Allan, residente en Sídney, ha realizado en los baños públicos de Melbourne pruebas con un modelo en pequeña escala de un torpedero submarino diseñado por él y capaz de sumergirse a cualquier profundidad y de moverse bajo el agua tan rápida y fácilmente como en superficie. Las pruebas fueron presenciadas por el conde de Mapetou, el gobernador de la provincia, el comandante de Marina y gran número de oficiales de los cuerpos técnicos del Ejército y la Armada, así como por una comisión de ingenieros y arquitectos navales, todos ellos arropados por algunos centenares de personas invitadas expresamente al acto. El experimento resultó un éxito, y el inventor aseguró que, cuando las pruebas se verificaran con un buque de tamaño real, este podría permanecer hasta tres días en inmersión, así como portar en ambos costados torpedos de disparo. y en Estados Unidos, en 1897, además de haberse botado en Elisabethport el construido por la casa Nixon, continúan, si bien aún sin resultados satisfactorios, los ensayos del Ballena Inteligente, el Pacemaker y el Nautilus. Pero el espaldarazo definitivo al desarrollo de la navegación submarina en la Unión lo dará la comisión de construcciones al recomendar el proyecto de buque submarino de 138 toneladas de desplazamiento y 24 metros de eslora presentado por la casa john P. Holland Torpedo-boat Company de Nueva york, presupuestado en 750.000 pesetas y diseñado principalmente para navegar entre dos aguas hasta 20 pies de profundidad, capaz de mantenerse sumergido seis horas navegando a ocho millas. La Torpedo-boat pondrá de inmediato en quilla dos de ellos, cuya construcción comenzará sin demora en sus talleres. En cuanto a puestas en servicio en 1896, Brasil ha adquirido dos buques submarinos del tipo Goubet modificado, y el conflicto greco-turco (la llamada Guerra de los Treinta Días) ha llevado a los beligerantes a adquirir un total de tres submarinos tipo Nordenfelt (uno Grecia y dos Turquía), de 260 toneladas y 12 nudos de velocidad. 12 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 135


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