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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 135

LÁMINA 11.A Primeros vapores de ruedas franceses «Esfinge» entre los dos tambores, puesto que uno de los brazos de la palanca está conectado con la excéntrica del eje de ruedas y el otro con el vástago del pistón o émbolo que va y viene en el cilindro. Este balancín es muy aparente, se ve desde todas partes, quita mucha gracia a la construcción acusando fuertemente el trabajo mecánico, y en fin por su enorme peso y posición elevada levanta mucho el centro de gravedad quitando estabilidad a la construcción, así pues, no tardaron mucho los americanos en adoptar la hélice para sus vapores de mar, que en nada se diferencian en su aspecto de los europeos. El aparejo de velamen, que fue rudimentario en los primeros vapores, tomó mayor importancia hacia la mitad del siglo, pues ocurriendo muy frecuentemente percances en las máquinas, que las impendían funcionar, se comprendía la necesidad de que los buques tuvieran otros medios suficientes de propulsión para no quedarse en medio de los mares inmóviles como boyas, y se reforzaron sus palos y jarcias empleándose las velas cuadras en uno o dos palos y cangrejas en otro, con foques y estáis, y así se aparejaban de goleta, de bergantín-goleta o de corbeta, según su porte, pues nunca la cantidad de vela que podían presentar a impulsos del viento 32 SUPLEMENTO N.º 24 A LA REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 135


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