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REVISTA DE HISTORIA NAVAL 135

ANTONI PICAZO I MUNTANER deses o del fundado por los españoles. En 1626, Diego fue ascendido a capitán de arcabuceros. El 22 de septiembre de 1636, Diego de Azcueta y Menchaca, hijo del general y maestre de campo Cristóbal de Azcueta y Menchaca, y ya general a su vez, envió a la corte un memorial impreso donde suplicaba que se le concediese el gobierno de Ternate, vacante por la reciente muerte del general Esteban de Alcázar. Como alegación principal y básica de entre aquellas en que sustentaba su petición figuraba la circunstancia de que ese cargo ya lo había ocupado con anterioridad su padre y de que él había estado a su servicio en dicho presidio, por lo que conocía muy bien la tierra, la calidad de sus naturales y las capacidades de los enemigos que rodeaban la plaza. Por ello afirmó que era la persona más idónea para asumir dicha obligación, porque tenía «mucha noticia de las cosas de esa tierra», donde había servido «muchos años en compañía de mi padre», y sabía cómo se habían «de llevar y guardar» (19). Además, Diego de Azcueta añadió los méritos de su familia, cuyos varones, todos ellos, servían como militares; como sus hermanos los capitanes Andrés, Cristóbal y Pedro Azcueta Menchaca, hijos del general y maestre de campo Cristóbal de Azcueta Menchaca. Entre los muchos méritos que enumeraba añadió que su padre, además de participar en la conquista de las islas, también lo había hecho en Flandes. Después de acumular merecimientos, su progenitor obtuvo dos encomiendas de unos mil indios, «una en Magaldan, provincia de Pangasinam, la otra en San Pablo, en la laguna de Bay, entre ambas dos mil tributos» (20). Entre los testigos de lo afirmado y que avalaron su petición, así como los servicios prestados, declararon el general Gonzalo Ronquillo, castellano del castillo de San Felipe y Santiago de Manila; Esteban de Alcázar, capitán y sargento mayor; el alférez Alonso de Aldana, el general juan Guerra, el almirante Pedro de Zárate y el capitán josé de Naveda Alvarado. Pero Diego de Azcueta previamente había solicitado otras mercedes, concretamente que se le otorgase una encomienda u oficio de gobierno o de guerra, alegando haber sido capitán de infantería en las islas del Maluco e hijo del general Cristóbal de Azcueta, «que fue uno de los conquistadores de las islas Filipinas» (21); en virtud de ello solicitaba «que se le proveyere de cargos de justicia y guerra que en lo tocante a encomiendas de indios tenga a bien recomendar su persona» (22). Sin embargo, esta petición, formulada en 1634, topó con un inconveniente de carácter legal, puesto que, según las Leyes de Indias, las personas al cargo (19) AGI, Filipinas 41, N.26. Petición de Diego de Azcueta de gobierno de Ternate, 1636. (20) Ibídem, f. 9. Por ello no solo solicitó heredar las encomiendas de su padre; además, pidió que se le concediese la merced de vestir el hábito de Santiago, petición que recibió el apoyo de Álvaro de Mesa y Lugo, oidor que fue de la Audiencia de Filipinas y auditor de la armada de Filipinas de 1616, y de Marcos Zapata de Gálvez, oidor de la Audiencia de Manila y posteriormente fiscal de la misma. (21) AGI, Filipinas 40, N.46, f. 1. Petición de Andrés de Azcueta de encomienda u oficio, 1634. (22) Ibídem. 52 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 135


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