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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2017

TEMAS GENERALES impedir la llegada del resto de las avionetas, utilizando para ello, si era preciso, todas las competencias aeronáuticas que tenía asumidas el EA, y como primera medida se dio orden terminante a los oficiales del EA destinados en tráfico aéreo en Barajas de que no despacharan ninguna otra avioneta a Rota. Con este ambiente aterrizó en Madrid la segunda de las avionetas. Alertado del revuelo que se había formado y de las prohibiciones establecidas, el piloto rellenó el plan de vuelo para Cuatro Vientos en lugar de Barajas, y desde el aeródromo militar tramitó otro a Rota que no levantó sospechas en la torre, la cual no había recibido ninguna instrucción al respecto, pues las autoridades del EA no esperaban que el vuelo se tramitase a través de sus propias bases. Cuando la avioneta llegó a Rota se repitió la escena, aunque esta vez la indignación voló directamente hasta Madrid, donde el jefe del Estado Mayor del Aire dio orden a todas las torres de control del territorio nacional de que no se tramitase plan de vuelo alguno para avionetas con destino a Rota, con lo que parecían quedar cubiertas todas las contingencias posibles. Pero la llegada de las avionetas desde los Estados Unidos seguía su curso y la tercera esperaba en Barajas la solución de los trámites aduaneros. Los pilotos sabían que debían establecer un plan de acción inmediato y, conociendo la lentitud del correo oficial, decidieron jugársela, prescindir del preceptivo paso por la aduana y dar por hecho que no todas las torres de control habrían recibido el escrito del jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, de manera que De la Puente preparó un plan de vuelo a Málaga con llegada a última hora para que en la torre de control solo se encontrara el personal de guardia. Todavía con matrícula americana, el avión despegó de Barajas con el teniente de navío De la Puente de copiloto. Como se esperaba, el escrito con la prohibición no había llegado todavía a Málaga, y desde allí se rellenó un plan de vuelo a Rota que fue autorizado sin objeción, por lo que la tercera avioneta aterrizó en Rota bien entrada la noche. Como era de esperar, la llegada a Rota de la tercera avioneta de la Armada causó mucha indignación entre las autoridades del EA y costó el puesto a más de uno en el aeródromo de Málaga. Se dijo entonces que se había escuchado a alguna de aquellas autoridades comentar que las avionetas de la Armada serían derribadas si llegaban a levantar el vuelo, y además todavía faltaba una por llegar a Rota y no se veían resquicios para burlar la redoblada vigilancia del EA. Todo el espacio aéreo estaba alertado, pues nadie era ajeno a que quedaba una avioneta por entregar. Y para colmo el asunto había transcendido a la Armada y al EA, y en muchas instancias fuera del estamento militar se cruzaban apuestas maliciosamente sobre lo que habría de suceder, lo que no hacía sino aumentar el nivel de indignación del EA. Dadas las circunstancias, la Armada entendió como mejor opción que la cuarta avioneta, con Bob Iba a los mandos, volara directamente a Rota desde las Azores sin pasar por Madrid; y de ese modo se hizo, aterrizando felizmente en Rota el 13 de diciembre de 1964. 2017 43


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