38 REVISTA EJÉRCITO • N. 915 JUNIO • 2017 las cuatro. ¿Por qué Napoleón se fijó en estas y no en otras? Primero, porque desechó todas las ideas convencionales sobre cómo resolver el problema (apertura de mente). Segundo, porque había leído mucho sobre combates anteriores y había dedicado tiempo a reflexionar sobre ellos (ejemplos de la historia). Y tercero, porque alguna semejanza y relación de ideas se juntó en su mente de forma espontánea (golpe de vista)3. INTUICIÓN ESTRATÉGICA DE NAPOLEÓN Hemos utilizado la historia documentada sobre un acontecimiento real concreto —el asedio de Tolón— y una teoría contemporánea —que probablemente sería aceptada por Napoleón— para rellenar las lagunas en una reconstrucción de lo que pudo haber pasado por su mente al elaborar la línea de acción que fue ejecutada. Quizá la palabra elaborar dé pie a una confusión. No parece probable que su pensamiento siguiera una serie de etapas discretas que le llevaran de una a otra de la forma en la que los ordenadores procesan la información de acuerdo con unos determinados algoritmos lógicos. Una cosa es que, en cada caso concreto, podamos realizar un análisis de este tipo y otra muy distinta que exista alguna clase de proceso general que, de forma genérica, produzca una solución para cualquier caso. Este análisis no se puede hacer a priori, esto es, antes de llegar a la línea de acción; pero sí a posteriori, en un caso concreto: elaborar un razonamiento que justifique una línea de acción ya formulada. Esta confusión es el origen de la pretensión racionalista de ingeniar un método para solucionar los problemas prácticos. Cada problema concreto exige un método distinto, al que solo se llega después de obtener la solución. Lo que significa que ningún método puede servir para encontrar la solución; pero sí para su validación. Como se trata de cuestiones contingentes, esta validación no puede asegurar que el problema sea resuelto de hecho; solo asegura su racionalidad. Napoleón llegó a esa solución de forma intuitiva. Pero es muy probable que no se detuviera ahí. El golpe de vista se formó en su subconsciente de manera espontánea. En un momento dado, probablemente mientras pensaba en otra cosa, esa intuición pasó a un plano consciente y vio el conjunto de forma borrosa. Pero le llamó La teoría sirve para conjeturar lo que pasó probablemente por la mente de Napoleón para lograr esa conexión de ideas tan alejadas entre sí. El arte de la fortificación se basaba en que, empleando el tiempo y los recursos necesarios, toda fortificación terminaría por ser tomada. Concentrar las tropas necesarias para un asedio provocaba muchos problemas de alimentación. De modo que el medio principal para obligar al atacante a abandonarlo era prolongar la defensa. Y una manera de hacerlo era obligar al ejército asediador a tomar sucesivamente varias cadenas de fuertes exteriores que se apoyaban mutuamente. La captura de cada uno de estos fuertes exteriores era mucho más asequible que abordar la fortaleza principal. Orleans fue conquistada después de muchas pequeñas victorias de esta clase. ¿En qué aspecto del asedio de Boston se fijó Napoleón? En cómo reaccionan los hombres cuando se sienten atrapados. La guarnición asediada solo podría sobrevivir mediante la comunicación con la flota británica. Bastaría la simple amenaza de cortar esa comunicación para que la guarnición embarcara por su propio pie antes de que fuera demasiado tarde. No hace falta que esto lo diga la historia documentada sobre ese acontecimiento. Lo muestra la teoría; pero es importante que lo confirme la historia, porque puede haber factores muy sutiles que la contradigan. El problema, en el caso de Tolón, era la existencia de un fuerte en el promontorio ideal para cortar la comunicación de la guarnición con la flota aliada. Es muy probable que los defensores hubieran confiado en que dicho fuerte —situado donde después se construyó el fuerte Napoleón— podría resistir cualquier ataque de infantería que no contara con apoyo de artillería. Dicho fuerte fue construido de acuerdo con una tecnología que no disponía todavía de cañones suficientemente ligeros para ser trasladados a una posición desde la cual pudieran batir sus muros y, a la vez, suficientemente potentes para abrir una brecha en ellos. Pero la situación había cambiado recientemente con la aparición de la nueva artillería ligera. Los defensores pasaron por alto estos datos novedosos; Napoleón no. Ninguna de estas ideas resolvía por sí sola el problema de Tolón; solo la combinación de
EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 915
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