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REVISTA GENERAL DE MARINA JUN 2017

TEMAS PROFESIONALES son los nuevos destructores Type 45, los portaaviones clase Queen Elizabeth o los submarinos del programa nuclear Trident, entre otros. Un sector naval que, conjuntamente con la industria civil auxiliar, un Reino Unido sin Escocia y fuera de la UE tardaría décadas en recuperar en uno de los momentos más complejos a los que se enfrenta la Humanidad tras la Segunda Guerra Mundial y para una potencia eminentemente marítima. Otro de los reveses que podrían sufrir, tanto el Reino Unido como algunos de los países de la UE, será el auge de los partidos nacionalistas y eurófobos. Un fenómeno que afectaría gravemente a los acuerdos bilaterales en materia de colaboración en el estratégico sector de la Seguridad y la Defensa, como el que actualmente llevan a cabo Francia y Reino Unido en materia de interoperabilidad de portaaviones o desarrollo y mantenimiento de armamento y material nuclear, gracias a los cuales se ha logrado una mayor eficiencia del presupuesto dedicado a esta capacidad, que ha beneficiado a la investigación y desarrollo de nuevas capacidades para hacer frente a las incipientes amenazas híbridas actuales. Otro de los aspectos importantes a tener en cuenta será la nueva postura a adoptar por la UE hacia el Reino Unido en materia de exportación e importación de armamento y material. Ante la reciente carrera armamentística que se está llevando a cabo en diferentes regiones del mundo, y con mayor competencia que en los años de la Guerra Fría, la UE perdería el apoyo de la industria armamentística más importante que hay hasta la fecha en territorio europeo y pasaría a ser otro competidor más en las licitaciones internacionales. Una relación lose-lose pues, aunque la UE haría uso de su influencia política, también restaría valor añadido a la misma la separación de una sustancial industria armamentística como es la británica. Igualmente, Reino Unido vería reducir ampliamente su cuota de mercado en un momento en el que la competencia en este sector es feroz, y sus ventas en el mercado europeo, destino principal de su industria de Seguridad y Defensa, perderían las ventajas de las licitaciones dentro del entorno comunitario. También dentro del sector industrial de la Seguridad y la Defensa europea, Reino Unido está inmerso en un porcentaje considerable del conglomerado industrial europeo, participando activamente en gran parte de los grandes programas de Seguridad y Defensa que actualmente Europa lleva a cabo en todas y cada una de sus diferentes fases. Es obvio el potencial que la industria británica aporta al conglomerado de empresas europeas, muchas de ellas participadas total o parcialmente por diferentes gobiernos europeos, pues Reino Unido es uno de los países que invierte un mayor presupuesto en I + D dentro del entorno comunitario, lo que propicia nuevos equipos y sistemas de un gran valor añadido. Así pues, Europa se podría ver obligada a prescindir de la participación, previa indemnización en la cantidad y forma acordada, de la industria de la Seguridad y Defensa británica en los programas militares europeos, pues el hecho de pasar a ser más un competidor que no un socio podría alterar 926 Junio


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