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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916

EN EL CENTENARIO DEL TRANSBORDADOR DEL NIÁGARA. EL PRIMER INVENTO DE TORRES QUEVEDO 54  REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017 En cualquier caso, se trata de un personaje peculiar. Como hecho singular (y, aparentemente al menos, un tanto extraño) en una vida que puede considerarse en extremo apacible y serena, puede recordarse su alistamiento como voluntario para la defensa liberal de la villa de Bilbao, 1873-1874, frente al cerco carlista. El 16 de abril de 1885 se casa con Luz Polanco y Navarro, también de familia montañesa, en Portolín (Molledo, Cantabria), en una ermita anexa a la casa de doña Jimena, donde vivió los primeros años de matrimonio. Aquí nació su primer hijo, Leonardo, que murió muy pequeño, hecho que se considera como una de las causas que le impulsaron a abandonar el valle para instalarse definitivamente en Madrid en 1889. EL TRANSBORDADOR Este artículo se consagra inicialmente al análisis histórico y tecnológico de su primer invento, denominado, ya clásicamente, «transbordador». Surge, ante la extrañeza impactante del término, la siguiente pregunta: ¿qué es el «transbordador torresquevediano»? ¿A qué se denomina «transbordador » en la obra de Torres Quevedo? En primer término, y antes de entrar en el concepto «transbordador», veamos cuál es su entronque con el de «funicular». Como adjetivo (con carácter general) se aplica a todo vehículo o artefacto en que la tracción se realiza por medio de una cuerda, cable o cadena. Como sustantivo es un ferrocarril o tranvía en el que la tracción se lleva a cabo por cable. De modo que, tanto la expresión «ferrocarril funicular» como la de «tranvía funicular» pierden sus sustantivos primitivos y sustantivizan el adjetivo. Existen dos tipos netamente diferenciados de funiculares: funicular Francisco González de Posada. Catedrático Leonardo Torres Quevedo nació el día 28 de diciembre de 1852 en Santa Cruz de Iguña, entonces provincia de Santander. El acontecimiento tuvo lugar en la casona de los Quevedo. Hijo de Luis Torres Vildósola y Urquijo, de origen andaluz y vasco, ingeniero de caminos, y de Valentina Quevedo de la Maza. De joven vive en Bilbao con sus padres y cursa los estudios de bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media de la capital vizcaína. Desplazados aquellos por motivos profesionales (las obras públicas que debía atender don Luis), vive con unas parientes, las señoritas Barrenechea, a quienes es imposible no citar porque en esta convivencia y en su desenlace radica quizás la clave del sistema de vida de Torres Quevedo, puesto que al morir dejan sus bienes, de cuantía considerable, al joven Leonardo, que completa su formación básica en París durante los cursos 68-69 y 69-70, en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. De vuelta de París, en 1870, la familia Torres Quevedo se instala en Madrid y en 1871 Leonardo ingresa en la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, y termina la carrera en 1876. Ejerce la profesión de ingeniero de caminos, dedicado a trabajos ferroviarios, durante unos meses, pero renuncia a ella y realiza un viaje de estudios y de placer por Europa, es de suponer que analizando y observando el desarrollo científico y tecnológico de algunos países desde su condición de ingeniero, con una formación adquirida al estilo francés. Su mundo (su vida) se divide entre Madrid, Bilbao, París y el valle de Iguña. Pasa casi una década sin hacer nada, dedicado a «sus cosas».


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