Corredores militares españoles hacia Flandes y principales áreas de reclutamiento a lo largo de la costa francesa y el Canal de la Mancha, infestados de corsarios y filibusteros holandeses, ingleses y franceses, las frecuentes tempestades y la prohibición del rey francés Carlos IX de dejar paso libre al ejército hispano por su territorio, solo dejaba una opción: enviar tropas por tierra desde España y el sur de Italia. El desembarco tenía lugar en Génova y otros puertos cercanos de Liguria, donde se reagrupaban las tropas en Milán para luego cruzar, de sur a norte, hasta Flandes. Basta echar una ojeada al mapa para calibrar la magnitud de tal empresa, que se presentaba erizada de dificultades e imprevistos. Sin exageración, puede decirse que el Camino Español es la maniobra logística más importante de la Edad Moderna. Se trataba de una marcha que atravesaba gran parte de Europa y establecía una larga línea de comunicación militar entre el Mediterráneo y el mar del Norte. Un recorrido que, además de atravesar los Alpes, cruzaba ríos caudalosos, bosques enormes, desfiladeros profundos y regiones pantanosas. Y todo ello (hay que subrayar) con los rudimentarios medios de transporte de la época. No hay que olvidar tampoco que se trataba de un camino de ida y vuelta. No solamente era duro llegar, sino que 78 REVISTA EJÉRCITO • N. 916 JULIO/AGOSTO • 2017 todas las dificultades se multiplicaban por dos cuando había que regresar. Estamos hablando de un tiempo en el que una carta urgente desde Madrid a Flandes tardaba unos diez días en llegar y los envíos al Perú o Nueva España podían tardar meses. Un problema que el historiador Geoffrey Parker resume en lo que llama «el problema de la distancia», que fue el origen de la hazaña que supuso mantener abierto durante décadas el Camino Español, algo que estudiosos tan competentes como el citado Parker no dudan en calificar de «milagroso». Como cualquier otra contienda, la de Flandes solo se podía mantener mientras España dispusiera de soldados y dinero, y fuera capaz de llevarlos al teatro de operaciones en los Países Bajos. Así pues, el primer objetivo planteado era que el ejército de Flandes, y en especial sus renombrados Tercios, considerados una fuerza de choque invencible, pudieran alcanzar el campo de batalla. La idea del Camino Español surgió unos años antes de que el duque de Alba fuera enviado a Flandes. Su autor intelectual fue el diplomático de origen borgoñón Antonio Perrenot de Granvela, consejero de Felipe II. Granvela calculó ese itinerario en 1563 para que, partiendo de España vía Génova, el Rey
EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 916
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