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REVISTA ESPAÑOLA DE DEFENSA 342

reportaje la Subsecretaría de Defensa, a través de la Inspección General de Sanidad, y adoptó la nueva denominación de Escuela de Guías y Centro de Adiestramiento de Perros (EGCAP). En 2008 recibe el nombre de Escuela Cinológica de la Defensa (ECIDEF), que finalmente se transformará en 2016 en CELMILCANDEF. El eje formativo son los cursos de especialidades, que constan de 480 horas de enseñanza distribuidas en cinco meses. Se inician en septiembre y febrero y están dirigidos a grupos reducidos que oscilan entre los seis y ocho alumnos, en el caso de los cursos más específicos, y hasta un máximo de 12 en los de carácter más generalista. Además de las especialidades de intervención y explosivos, el Centro imparte tres disciplinas más: seguridad y combate; búsqueda y rescate; y detección de drogas y estupefacientes El de seguridad y combate es el curso más veterano, el primero que se impartió en el centro, ya en 1984, diseñado para adiestrar al perro en las tareas de seguridad en acuartelamientos y unidades militares. «Son perros destinados a localizar intrusos y a neutralizarlos, pero siempre a la señal del guía que les acompaña. Antes de atacar, preguntan», aclara el subteniente Ballesteros. El curso de búsqueda y rescate es uno de los que mayor demanda tienen en la actualidad. El incremento de la participación de las Fuerzas Armadas en escenarios de catástrofes y emergencias naturales hacía imprescindible disponer de perros cualificados para desempeñar su misión en escenarios Los alumnos atienden las explicaciones del instructor de especial dureza, como avalanchas de nieve, terremotos o grandes derrumbes. La creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME), en 2005, fue el espaldarazo definitivo para el desarrollo de este curso, que empezó a impartirse en ese año y ha ido perfeccionándose desde entonces con las precisiones y la experiencia adquirida sobre el terreno por la UME. Una de las sugerencias de esta unidad fue el adiestramiento diferenciado de los perros para que discernieran entre personas vivas y cadáveres. «Desde el año 2012 empezamos a aplicar esta formación específica dentro de la especialidad y ahora disponemos de perros preparados para discriminar ambos rastros. Esta diferenciación puede ser clave para aumentar las posibilidades durante una de las clases de formación. de salvación de víctimas en los primeros momentos del colapso de un edificio o en grandes terremotos», precisa la teniente coronel Celemín. Para mejorar el adiestramiento de los perros y adaptar su espacio de entrenamiento a las condiciones de una situación de emergencia, el centro ha creado en el interior de una nave un enorme caos de bloques de hormigón y piedras, horadado por túneles, donde los perros se enfrentan al desafío de un rescate en las peores condiciones posibles. El curso de drogas habilita al perro para localizar las sustancias más habituales y a marcar su detección sentándose junto al paquete o el lugar sospechoso. El procedimiento es similar al empleado en la especialidad de explosivos, que trabaja sobre los olores de los principios activos de los explosivos básicos. Además de estos cursos específicos, el CEMILCANDEF imparte otros generales destinados a mejorar la capacitación de los guías, como el de cinotecnia, que ofrece conocimientos básicos sobre el perro; el de figurante, esencial para la instrucción de los perros; progresión vertical, para el trabajo en zonas de montaña; y los de convalidación, que habilitan a los guías especializados en detección de drogas para operar con perros de explosivos. Por último, el más completo es el instructor, con 600 horas de formación distribuidas en seis meses, que repasa todas las disciplinas y se ocupa de la formación de los futuros guías. El adiestramiento canino es una carrera de fondo que no se acaba al finalizar el periodo formativo en el Centro. El binomio del guía y su perro no dejará de ejercitarse durante toda la vida operativa del animal para estar siempre a pleno rendimiento. El soldado Alejandro Folgar, destinado en el Tercio Norte de Infantería de Marina y ahora alumno en el CEMILCANDEF, es consciente de que solo con horas y horas de trabajo se alcanza el nivel de coordinación que las misiones exigen. «Nada puede fallar, nada puede quedar a la improvisación», afirma. Llegó al centro con experiencia en el adiestramiento deportivo, pero tiene claras las diferencias con el entrenamiento de los perros en las FAS: «Un error en una competición te resta puntos. Un error en una misión militar te puede costar la vida». Raúl Díez Fotos: Hélène Gicquel Septiembre 2017 Revista Española de Defensa 33


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