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EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 918

SECCIONES FIJAS LA «NUEVA ESTRATEGIA» DE EE. UU. EN EL SUR DE ASIA REVISTA EJÉRCITO • N. 918 OCTUBRE • 2017  105  en la Asociación Trans-Pacífico (TPP) y renegociar el NAFTA con México y Canadá. En ese estado de cosas, habrá que esperar a ver cómo reactiva el TTIP para hacer posible esa iniciativa. A pesar de todas las dificultades que se observan, los datos comerciales y económicos son determinantes y los que mandan, y es por ello que es más que probable una declaración política de EE.UU. afirmando el valor de los lazos económicos transatlánticos. En este punto es preciso destacar que la plataforma de exportación favorita de las corporaciones norteamericanas no es GBR, como pudiera en principio parecer, sino Irlanda (IRL) que suma un importe de operaciones comerciales con la UE equivalente a las realizadas desde GBR, México, Hong Kong y China juntos. Ese dato, por si solo, coloca a IRL y por ende a la UE como actor muy relevante y un vértice importante del triángulo citado. No se precisa un observador muy avezado para ver el abanico de riesgos y amenazas pero también de oportunidades y retos de carácter no económico, sino político y estratégico, que puede haber detrás del triángulo transatlántico. Entre estos últimos se encuentra el desarrollo en la UE del Plan de Acción para la Europa de la Defensa y la posibilidad, además, de que el vínculo económico transatlántico se vea reforzado por el vínculo de seguridad y defensa transatlántico que supone la Alianza del Atlántico Norte, la OTAN. Ambos vínculos sobre la base de «triángulos» semejantes puede determinar la estructura de relación principal entre las democracias occidentales. Por último, hay un aspecto que no puede dejar de considerarse y es el papel de Rusia, a la vista de la distensión evidente entre Trump y Putin y el deseo de este de no quedarse fuera de lo que se avecina, puesto que puede ser esencial para el progreso y desarrollo de Rusia. La distensión que se observa también entre OTAN y Rusia puede dar como resultado que el triángulo transatlántico más Rusia y el vínculo transatlántico de seguridad más Rusia, conformen la estructura de geometría variable necesaria para la seguridad, desarrollo y progreso de los actores que lo conforman, que puede convertirse en un foco de proyección de estabilidad en otras partes del mundo, al que necesariamente China tendría que adherirse de una u otra forma. Finalizado por el autor: 30 de agosto de 2017. Alberto Pérez Moreno. Coronel. Infantería. DEM A finales de agosto el presidente Trump anunciaba desde Fort Mayer los principales rasgos de una nueva estrategia en Afganistán, pero sin fijar el tiempo que permanecerán las tropas, ni un objetivo final en el conflicto más largo de Estados Unidos1. Una decisión que algunos califican como un cambio significativo, y para otros es más de lo mismo, mientras los talibanes responden con ataques en Kabul, en la provincia de Helmand, y especialmente en la base de Bagram, como respuesta a un panfleto que consideran infamante para los musulmanes2. NUEVO ENFOQUE NORTEAMERICANO EN AFGANISTÁN Donald Trump ha heredado en Afganistán un problema que ni Obama, ni G.W Bush pudieron resolver, y ahora, tras casi 16 años de lucha, le honra reconocer que la estrategia que defendía antes de ser presidente era errónea. Además, la salida de Steve Bannon, el estratega de la Casa Blanca que se mostraba contrario a enviar más tropas a Afganistán y optaba por un mayor empleo de milicias privadas —ya hay 23.525 contratados— ha supuesto el triunfo de la opción de no debilitar la presencia militar que defendían el secretario de Defensa Mattis, el asesor de Seguridad Nacional Mcmaster, y el nuevo jefe de gabinete, John Kelly, convencidos que la salida de las fuerzas que apoyan al gobierno de Kabul significaría un vacío de poder que aprovecharían los grupos terroristas. La nueva estrategia norteamericana de la lucha en Afganistán contra ISIS, AI Qaeda y los talibanes, es una vía intermedia, más pragmática que idealista, que puede sintetizarse en un conjunto de medidas diplomáticas, políticas, económicas y militares. Entre estas últimas destacan un nuevo despliegue de fuerzas y medios que, aunque no se ha especificado, podría cifrarse en unos 4.000 hombres y más medios aéreos que se unirán a los 11.000 efectivos ya desplegados que incluyen unidades temporales y clandestinas ahora reconocidas3. Pero tal vez los


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