Carro de combate japonés Type 90. Las Fuerzas de Autodefensa se han convertido de facto en una potencia regional contingencia que pueda surgir en un futuro cercano, todavía es pronto para saber cómo se pondrán en práctica, de qué manera se controlará la escalada y hasta cuándo EE. UU. mantendrá la disuasión extendida si estalla una crisis con Corea del Norte o se produce una «zona gris» que implique a China. Estas incógnitas podrían dificultar la implementación de las directrices y comprometer la credibilidad de la alianza, pero nunca hasta ahora los retos que se cernían sobre la asociación eran tan trascendentales y tan plena la determinación de Japón por contribuir a su mantenimiento. En conclusión, Japón está a punto de terminar con su excepcionalidad militar y normalizar plenamente su defensa. Participa en operaciones de paz junto a otros países, ha relajado las restricciones legales al empleo de la Fuerza, sus Fuerzas de Autodefensa son modernas y poderosas, se ha convertido de facto en una potencia regional y ha ampliado su área de operaciones más allá de sus fronteras para enfrentarse a cualquier amenaza que pueda afectar la seguridad del país. Aunque esta situación no está plenamente consolidada por razones legales (el Artículo 9 de la Constitución prohíbe el derecho de beligerancia), domésticas (el pacifismo que todavía perdura entre la sociedad nipona) e internacionales (los 16 REVISTA EJÉRCITO • N. 918 OCTUBRE • 2017 temores de sus vecinos hacia su pasado imperialismo), el heterogéneo panorama de riesgos, la consolidación de amenazas existenciales para el país, el eventual desenganche estratégico estadounidense y su determinación por reivindicar su posición internacional conducirán, en los próximos años, a su plena normalización. En este sentido, no parece extraño que Tokio haya aprobado un presupuesto de defensa récord para 2017, que su ejecutivo baraje obtener medios ofensivos para realizar ataques preventivos12, que esté normalizando las relaciones diplomáticas con Moscú y pueda llegar a un acuerdo de paz que zanje la tradicional disputa por las islas Kuriles, que esté demostrando su pleno compromiso con Washington o haya previsto enmendar la Constitución en 2020. Precisamente, la transición que está realizando EE. UU. hacia Asia-Pacífico puede reforzar la alianza y consolidar a Japón como un elemento indispensable. Sin embargo, su situación geográfica, que permite la rápida proyección de fuerzas estadounidenses a la península coreana y a la costa china, también entraña dos grandes problemas: el territorio japonés se halla al alcance de las medidas A2/AD (Anti Access and Area Denial) chinas y tanto Pekín como Pyongyang disponen o están desarrollando misiles capaces de
EJERCITO DE TIERRA ESPAÑOL 918
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