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REVISTA GENERAL DE MARINA OCT 2017

muy sencillo y aún con muchas incógnitas por resolver, el líquido celomático adquiere altas funciones que no se repiten en ningún otro ser vivo, y desempeña, por añadidura, otros varios y primordiales cometidos que trascienden al que ya conocemos de poner al bicho en movimiento por presión hidrostática: dicho líquido está cargado con unas células, los amebocitos o, más correctamente, los celomitos, que intervienen en la fisiología de la alimentación, digestión, respiración (distribuyen el oxígeno) y en la evacuación de los desechos corporales de unos bichos que son ejemplo de sencillez y también de singular perfección. ¡Una maravilla! RuMBO A LA VIDA MARINA En este asteroideo tropical, perteneciente al grupo llamado vulgarmente de las «estrellas del capitán», los brazos, muy acortados, vienen a decirnos que más que apéndices del cuerpo son formas del mismo, constituidos con su misma anatomía. En la foto del autor se observa muy bien la configuración pentámera y son patentes los cinco conjuntos de podios o pies ambulacrales. Con todo lo dicho hasta ahora, espero que haya quedado claro que, en virtud de la distribución pentámera de la organización corporal de los equinodermos, los que hemos llamado brazos también podrían ser interpretados como expansiones de un cuerpo que tiene forma de estrella y que, por eso, cada uno de ellos está relleno, además de por el endoesqueleto común, por su parco sistema nervioso y por el sistema locomotor de la estrella, que acabamos de mencionar, con una parte alícuota de las gónadas y con el correspondiente trozo de un elemental estómago, cuya parte central también se encuentra en el disco, encima de la boca, y se prolonga con un tubo que termina en un ano, cuando existe, abierto en la zona aboral. Próximo al ano aparece, en general, una placa llamada el madreporito o hidroporo, que es donde el animal conecta su interior con el medio ambiente exterior, actuando como la válvula reguladora de la presión hidrostática que se genera en el aparato acuífero de los equinodermos que, básicamente, funciona como esa manguera que los componentes del trozo de seguridad interior de nuestros buques tan bien conocen, y saben que al llenarla de agua se revuelve como una culebra convulsa por efecto de la presión hidrostática. Su potencia es tanta que las estrellas abren fácilmente con sus delgaditos podios los mejillones, ostras y almejas que atacan para devorar sin trabas sus febles y blanduchos cuerpos. En su momento veremos cómo lo hacen. 492 Octubre


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