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TEMAS GENERALES También menciona a los hidroplanos, y termina polemizando con el ingeniero italiano Claudio Piumatti, autor de un artículo en la Revista Maritima italiana del mes de julio a propósito de la efectividad, potencia y peso necesarios y difícil puntería de las bombas aéreas, cuestiones en las que Janer se muestra bastante escéptico con los medios disponibles entonces. El revuelo provocado por el atrevido artículo debió de remover las aguas (que es lo que sin duda pretendía Janer), pues al año siguiente volvía a la carga con uno titulado «La Marina de Guerra y la Navegación Aérea», nuevamente polémico (3). En él, empieza citando otro aparecido en la revista Vida Marítima de la Liga Marítima Española, entidad que promovía nuestros intereses marítimos en todos los órdenes, y a la que Janer pertenecía activamente, como tendremos ocasión de comprobar más adelante. La noticia es sensacional: la sección del Llobregat de la Liga Marítima ponía a disposición de la Armada un terreno en el Prat del Llobregat, de 163.000 metros cuadrados, completamente cercado, con hangares y taller de reparaciones, así como un aeroplano Bleriot y otro Santos Dumont, «bajo la dirección única y exclusiva de los oficiales de la Armada… para que en él puedan hacer estudios prácticos nuestros tenientes y alféreces de navío», haciendo votos porque «… el Ministerio de Marina auxilie a la Escuela con los medios que pueda y facilite a los ya numerosos oficiales del Cuerpo General que desean instruirse en el manejo y conducción de los nuevos aparatos». Como ya sabe el lector, tal cosa llegó a ser realidad, pero con harta demora: hasta el Real Decreto de 15 de septiembre de 1917, debido al ministro de Marina almirante Manuel de Flórez y Carrió, no se creó oficialmente la Aeronáutica Naval, y en abril de 1918 se nombró como su primer jefe e impulsor al capitán de corbeta Pedro María Cardona; y aún tuvo que demorarse un par de años más el que se instalara como base provisional en dichos terrenos, en las afueras de barcelona, mientras se habilitaban los de san Javier (4). volviendo al artículo de Janer, en él se congratula de iniciativas paralelas de algún compañero: «… vaya muy cariñosa felicitación a mi distinguido y querido compañero el teniente de navío Nárdiz, que consiguió en el meeting de aviación de san sebastián que se le reconocieran sus derechos al reclamar como oficial de Marina un puesto en el monoplano de Morane. Los que asistimos a las experiencias no podemos olvidar el tesón y entusiasmo, coronados con un magnífi- (3) REvIsTA GENERAL DE MARINA, Iv-1911, pp. 547-568; el artículo de Vida Marítima, titulado «Aeroplanos y Dirigibles», apareció en el número del 10 de noviembre de 1910, p. 494, con la firma de Marcel, un seudónimo que no hemos sabido desentrañar. (4) GuARDIA y PAsCuAL DE PObIL, Rafael de la: Crónica de la Aeronáutica Naval Española, Editora Nacional, Madrid, 1977, dos volúmenes, p. 22 y ss. del primer volumen. 872 Diciembre


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