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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

100 PABLO GONZÁLEZ-POLA DE LA GRANJA servicios distinguidos y ascendiendo a jefes y oficiales que, por dignos que sean, no dejan de irrogar perjuicios a otros muchos de tanto o más antigüedad y mérito».42 Los militares, sobre todo los de alta graduación que habían llegado al Senado de la mano de Narváez, no estaban dispuestos a que los políticos se metieran en sus asuntos, sobre todo en el más delicado de los ascensos a altos cargos. Con esta campaña, O´Donnell ganaba prestigio entre sus compañeros de armas y cada vez se perfilaba más como hombre de Estado. Su enfrentamiento con el ministro de la Guerra, Francisco Lersundi, por la política de nombramientos, forzó la dimisión de don Leopoldo de su cargo como Inspector del Arma de Infantería y de paso a entrar de lleno en la conspiración que se estaba organizando contra Bravo Murillo. Pero este no consiguió la desautorización, que pretendía de los altos cargos de la milicia contra O´Donnell43. Probablemente es aquí, cuando don Leopoldo comienza a pensar en una gran coalición que aglutine a los mejor de cada uno de los dos grandes partidos, progresistas y moderados, para dar solución a los problemas del país. Esto es lo que diferenciará a O´Donnell del resto de sus compañeros espadones y por lo que se considerará como el general más político de entre ellos. Se estaban poniendo las bases del partido que habría de crear don Leopoldo. Sin perder los contactos con Narváez, ahora en París exiliado por Bravo Murillo, O´Donnell intentó ganarle para su causa, sin éxito. La coalición propiciada por O´Donnell va tomando forma y uniendo nombres de los partidos moderados, los ahora llamados puritanos, y progresista, respectivamente, pero una nueva característica del “espadoneo” de O´Donnell, es, precisamente, el contar con un fuerte núcleo castrense para sus planes. La idea de formar una gran coalición que tomara lo mejor del moderantismo y del progresismo, una especie de partido universal que desarrollara en orden el centrismo moderado, debió seducir a muchos de los altos cargos de la milicia, en aquellos momentos. Estas conversaciones, sin duda, se desarrollaron en la reunión que, en casa del general Manuel Gutiérrez de la Concha, mantuvo con sus compañeros, Serrano, José Gutiérrez de la Concha, hermano del anfitrión, Ros de Olano y Messina44. La fuerte oposición que encontró Bravo Murillo entre progresistas y moderados a la publicación de un nuevo texto constitucional, claramente autoritario, forzó a que la Reyna lo cesara, entregando el gobierno al general 42  Diario de las sesiones de Cortes. Senado, de 5 de junio de 1851, p. 23. 43  MARTÍNEZ GALLEGO, Francesc, “O´Donnell”, ob. cit. p. 221. 44  Ibídem, p. 224. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 100-122. ISSN: 0482-5748


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