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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

O´DONNELL EL ESPADÓN 99 rectores de los cuerpos facultativos, Artillería e Ingenieros. Los inspectores, en apreciación de Headrick, eran auténticos «reyezuelos en sus feudos aislados, pues representaban el verdadero poder efectivo en su arma. Dentro de cada una de ellas correspondía a cada uno de los directores generales adoptar las decisiones más importantes, abarcando incluso hasta el ascenso del último soldado raso».41 O´Donnell debió quedar muy satisfecho con su nombramiento que le permitía volver al contacto directo con el ejército desde un puesto tan importante, dentro del ministerio de la Guerra a cuyo frente se encontraba, en aquellos momentos, el general Francisco de Paula Figueras, en un gobierno presidido por Narváez. Los lazos de este con don Leopoldo se estrecharon, manteniendo una postura común con respecto a los cambios que se estaban produciendo en la coalición moderada-progresista que ocupaba el poder. Este entendimiento entre ambos espadones, sin duda, venía de la capacidad de Narváez para dominar los movimientos que se habían producido en España como consecuencia de la ola revolucionaria que había sacudido a Europa en 1848. Pero además, Odónnell reconocía en el espadón de Loja el esfuerzo por despolitizar y profesionalizar el ejército. Probablemente por esto, cuando al final del tercer gobierno de Narváez, en enero de 1851, se hizo cargo Juan Bravo Murillo de la jefatura del gobierno, las suspicacias comenzaron a aflorar. Muy pronto Bravo comenzó a dar señales de claro reaccionarismo que pusieron en alerta, tanto a moderados, como a progresistas. Tanto Narváez, como O´Donnell recelaban de un Bravo Murillo excesivamente influenciado por María Cristina y su esposo, el duque de Rianchares, a quien don Leopoldo reprochaba sus tejemanejes económicos, cada vez más escandalosos. Pero Bravo Murillo se atrevió a inmiscuirse en el delicado tema de los ascensos militares, seguramente con la idea de controlar a quienes podían llegar al generalato. El conflicto estaba servido y no hay más que comprobar que en los dos años del gobierno de Bravo, pasaron por la cartera de Guerra, nada menos que cinco ministros militares. Desde el Senado, O´Donnell tomó las riendas de la oposición al proyecto y el 3 de junio de 1851, preguntaba al Gobierno, «si piensa o no continuar el sistema de promociones que ha establecido, de algún tiempo a esta parte, prescindiendo de las escalas y 41  HEADRICK, Daniel, Ejército y política en España (1866-1898),Tecnos, Madrid, 1981, pp.39 y 40. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 99-122. ISSN: 0482-5748


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