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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

102 PABLO GONZÁLEZ-POLA DE LA GRANJA La crisis de 1854 se desarrolla, tal y como apunta el profesor Fernández Bastarreche46, en tres movimientos sucesivos: en primer lugar ya hemos visto los esfuerzos de Sartorius por desembarazarse de los generales que podían oponerse a su intención de gobernar limitando, en lo posible, a la oposición. El segundo momento es el pronunciamiento clásico, en el que intervendrá O´Donnell y un tercer movimiento, no esperado por los conspiradores en principio, al sumarse los progresistas por la revuelta popular que acabará en revolución y predispone a la Reina a llamar al paladín del liberalismo del momento, el general Espartero. Y este regresa, para tomar el poder desde su exilio londinense. En la sesión del Senado que comentábamos un poco más arriba, el propio O´Donnell explica cómo se desarrollaron los acontecimientos de Vicálvaro del 30 de junio, con el enfrentamiento de sus tropas con las del general Blaser, a la sazón ministro de la Guerra y su resultado “en tablas”. Después salió al encuentro del general Serrano, que venía de Jaén, tras su fracaso en sublevar tropas y al encontrarse en Manzanares con sus amigos civiles, Fernández de los Ríos, López de Ayala y Cánovas del Castillo, es donde don Leopoldo dio a la luz el célebre “Manifiesto de Manzanares”. Pero éste documento, redactado, según muchos investigadores, por Cánovas, tenía un signo liberal impulsado por la preocupante circunstancia de que en muchas ciudades españolas el republicanismo había tomado la delantera y amenazaba una revolución47 que podía barrer de un plumazo el Trono. Otro aspecto importante, que destaca en la personalidad de don Leopoldo, es la buena capacidad de rodearse de buenos asesores, lo vemos en este caso con el inteligente Cánovas. El manifiesto hace concesiones progresistas importantes, como la promesa de una reforma constitucional y sobre todo el establecimiento de la Milicia Nacional, tal y como él la veía, por supuesto, sólo en las grandes ciudades y para defender las instituciones, sin necesidad de convertirlos en soldados48. Desde Manzanares, dice don Leopoldo que envió una carta a Narváez firmada por él mismo, junto a los generales Serrano, Ros de Olano, Messina y Dulce en la que le ofrecían el poder, pero el de Loja les hizo saber, por su ayudante, que estaba enfermo y muy vigilado por el Gobierno. Los insurrectos pensaban continuar a Andalucía, cuando les llegaron las noticias de la dimisión de San Luis, el encargo de formar gobierno, primero al general Fernández de Córdova y después al duque de Rivas y la dimisión de éste tres días después. De este gobierno de Rivas, dice O´Donnell, en su discurso al Senado que estamos tratando, que era 46  FERNÁNDEZ BASTARRECHE, Fernando: Los espadones románticos, ob. cit., p. 280. 47  MARTÍNEZ GALLEGO, Francesc: “O´Donnell”, ob. cit. p. 229. 48  Diario de las sesiones de Cortes. Senado, de 18 de mayo de 1857, p. 66. Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 102-122. ISSN: 0482-5748


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