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REVISTA HISTORIA MILITAR EXTRA II 2017

148 LUIS EUGENIO TOGORES SÁNCHEZ de las deudas. En esos preliminares quedaron fijados los puntos siguientes: El Gobierno de Méjico se avenía a cumplir con las reclamaciones de los aliados; las negociaciones finales serían en Orizaba; hasta que concluyeran las conversaciones, los soldados expedicionarios se desplazarían a Orizaba, Tehuacán y Córdoba, lugares más aptos para acampar y si no se llegaba a ningún acuerdo pacífico, esas tropas se retirarían nuevamente más allá de la línea de defensa que los mejicanos les permiten franquear sin combatir; los soldados enfermos, que no pudieran ser trasladados, quedarían bajo la protección de Méjico. Finalmente, y como prueba de la transacción lograda, la bandera mejicana ondearía en lo sucesivo junto a la española, la francesa y la inglesa en Veracruz y San Juan de Ulúa. Esta Convención tenía que ser ratificada por el Gobierno mejicano y los representantes de los tres países europeos implicados, lo que no resultaría fácil, sobre todo por la actitud de los franceses cada vez más intervencionistas. El acierto de O´Donnell al nombrar a Prim, su capacidad política y militar, junto a su recién alcanzado prestigio en España por la Guerra de África, indujeron al contralmirante La Graviére a aceptar el texto de La Soledad, muy lejano a los propósitos últimos del Gobierno de su país. Este acuerdo fue éxito indudable de la diplomacia española de la Unión Liberal. En Francia la prensa más conservadora arremetió con dureza contra el acuerdo de La Soledad que consideraba un deshonor para el país, una traición de Prim, “vendido a los mejicanos” y una deslealtad de España25. Un nuevo representante galo llegó a Méjico, Dubois de Saligny, opuesto a todo lo hablado y acordado por su antecesor. La falta de tesorería del gobierno mejicano y la necesidad de recuperar la aduana de Veracruz llevó a Juárez a dar un decreto para imponer una contribución del 2,5 por 100 que gravaba los bienes de los españoles residentes en Méjico, al tiempo que exigía un empréstito forzoso de 500.000 pesos que deberían afrontar seis casas de crédito, tres de ellas españolas26. Medidas que rebajaron notablemente el éxito diplomático español ya que, 25  En la prensa parisina el clamor condenatorio fue in crescendo, llegándose a acusar a Prim de inclinarse a favor de Juárez, de apoyar a los «rojos» en contra de los «conservadores». Otros le tildaban de estar de acuerdo con el ministro juarista Doblado para proclamarse rey de México. 26  Una era la casa hispano mexicana Agüero González y Cía., en la cual Prim tenía intereses directos por medio de la familia de su esposa. El canciller Doblado comunicó a Prim que la casa Agüero González había sido exceptuada del préstamo forzoso: y no sólo no debería abonar la cantidad aún pendiente, sino que incluso se le reembolsaría lo ya pagado. «Usted comprenderá -se le decía en carta- que la consideración guardada con esa casa mexicana es debida a la persona de usted». Revista de Historia Militar, II extraordinario de 2017, pp. 148-158. ISSN: 0482-5748


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