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REVISTA GENERAL DE MARINA ENE FEB 2018

TEMAS GENERALES siete tripulantes adicionales a los 37 de la plantilla del buque (44: 11 oficiales, 13 suboficiales y 20 cabos). Dicho así, considerando que la última recarga de aire fresco se había realizado el día 15 de noviembre, a partir del 22 su pureza era otra gran incógnita. Tristemente, el portavoz de la Marina argentina, capitán de navío Enrique Balbi, derramó el postrer jarro de agua fría sobre los sufridos familiares de los 44 miembros de la dotación al comentar el día 23 el suceso de la explosión submarina antes descrito y hasta ese momento silenciado, lo que provocó la indignación del presidente Macri, ajeno también hasta ese momento de la correlación entre la explosión del día 15 y la situación en ese mismo punto del submarino, a unas 300 millas de Mar del Plata y a 240 de la costa del golfo de San Jorge. La pregunta en el aire es ¿qué pudo pasar en el interior del submarino el día 15 de noviembre? Hay varias conjeturas: que una entrada de agua por el mástil de inducción mientras el submarino daba snorkel para cargar las baterías hubiera provocado el incendio y posterior explosión de un cajón de baterías. Algo parecido le ocurrió al submarino canadiense Chicoutimi (S-40) cuando el 5 de octubre de 2004, en tránsito en superficie desde Escocia a Canadá con muy mala mar, le entró una ola por la escotilla alta de la vela provocándole dos incendios que lo dejaron sin propulsión y, aunque no se hundió, tuvo que ser remolcado. Una segunda posibilidad era que el sistema de ventilación de las baterías del San Juan por alguna avería eléctrica no extrajese el hidrógeno que se produce durante la carga y que esa acumulación de gas en contacto con la atmósfera hubiera hecho explosión, con la consiguiente vía de agua y la pérdida del submarino, de forma parecida a la detonación sufrida por el submarino nuclear ruso Kursk el 13 de agosto de 2000, al que la pérdida de hidrógeno de un torpedo experimental provocó una explosión y la deflagración de todos los torpedos en la cámara de proa. Otro submarino, esta vez norteamericano, el USS Scorpion (SSN-589), el 22 de mayo de 1968 se hundió cerca de las Azores por una explosión en su batería debido a la acumulación de hidrógeno. Pero todo esto son conjeturas y la verdad no se sabrá hasta que el casco del San Juan sea descubierto y analizado, tal y como se hizo con el submarino nuclear Thresher (SSN-593), hundido en 1963 al realizar sus pruebas de mar frente a Boston. Al recuperarse sus restos, se vio que la causa de su pérdida fue una serie de soldaduras mal hechas. En este sentido, voces argentinas y sobre todo de los familiares achacan el accidente del San Juan a un deficiente mantenimiento por los sucesivos y excesivos recortes en el presupuesto de Defensa; pero esto, al igual que lo anterior, no deja de ser una conjetura más. En apoyo de la localización del submarino y como herramienta eficaz de gran profundidad, Rusia envió finalmente un avión de carga Antonov con el minisubmarino Panther Plus, capaz de bajar a 1.000 m de profundidad. 2018 15


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