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EJERCITO 923

Diversas exploraciones españolas en América del Norte Rincón de la Historia  /  69 Estebanico —hoy considerado como personaje de la comunidad islámica de Nevada (?) por haber nacido en Azamor—. Fray Marcos partió de San Miguel de Culiacán, en Sinaloa, a donde iría a despedirlo el joven gobernador de Nueva Galicia, don Francisco Vázquez de Coronado, llevando en vanguardia a Estebanico, quien daba noticias algo confusas pero esperanzadoras sobre las posibles riquezas que podrían encontrar más al norte, aunque lo que encontró fue su muerte. Fray Marcos, no queriendo defraudar las expectativas, regresó hablando de Cíbola cuando llegó a México el 2 de septiembre de 1539, una de las siete ciudades legendarias, lo cual provocaría la expedición militar a cuya cabeza se colocó a Francisco Vázquez de Coronado. Lo más probable es que Niza oyera referencias de los siete pueblos zuñi que existían al noreste de Arizona, convirtiendo estos pueblos en las legendarias ciudades de Cíbola con todas sus riquezas y fantasías. Coronado había sustituido a Nuño de Guzmán tras las denuncias del obispo Zumárraga, obteniendo así una posición de privilegio para futuras expediciones para las que contaba con el apoyo económico familiar por su matrimonio con la rica heredera Beatriz de Estrada,1 hija de tesoreros de origen judío y administradores en la Corona de Aragón. No olvidemos que en todas las capitulaciones que se celebraban con exploradores y adelantados se pactaba con la Corona lo que cada uno aportaba, y el explorador tenía que invertir su patrimonio en la aventura como clave de la confianza en el éxito de esta. Sobre esta expedición contamos con la valiosísima fuente de información de la crónica de Pedro Castañeda de Nájera, hoy depositada en la Biblioteca Pública de Nueva York. Castañeda, vecino de Culiacán, participó como soldado y, 25 años más tarde, en 1565, escribió el relato de aquella aventura para eliminar errores y falsedades que sobre ella se contaban y a la vez precisar y delimitar el espacio recorrido. Nos relata Castañeda que una vez llegado fray Marcos a Ciudad de México se alistaron en unos días más de 300 españoles y cerca de 800 indios amigos, tal como se llamaba a los nativos aliados, contingente al que se añadían más de 500 caballos. Coronado, como cofinanciador de la expedición, empeñó la encomienda de Tlapa, recibida como dote por razón de su matrimonio con Beatriz de Estrada. La partida, en febrero de 1540, supuso un acontecimiento en Compostela, capital de Nueva Galicia, y con ellos iba el imaginativo de fray Marcos. Entre los expedicionarios había gente de lo más granada: Pedro de Tovar con alférez portaestandarte, el maestre de campo Lope de Samaniego —alcalde de las atarazanas de Ciudad de México—, Tristán de Luna y Arellano —futuro expedicionario de Florida—, Pedro de Guevara, Garcia López de Cárdenas, Juan de Zaldívar, Juan Gallego, Melchor Díaz —alcal-


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