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REVISTA GENERAL DE MARINA ABRIL 2018

por ayudar al enemigo español, decidió trasladarse con todo su pueblo y su ganado a las montañas del norte del lago Melvin, invitando a los españoles a acompañarlo. Incomprensiblemente, y haciendo muestra de un incalculable valor, De Cuéllar y los otros ocho compatriotas acuerdan quedarse en el castillo para defenderlo. Tenían siete mosquetes, seis arcabuces, unas pistolas, alguna espada… y una despensa para resistir seis meses. Los ingleses, a tiro de piedra del castillo, ahorcan a dos náufragos apresados por ellos para intentar minar su moral. No pueden permitirse un ataque frontal en un entorno embarrado y apenas son capaces de lanzarles algunas flechas y exclamar algunos insultos. Sin embargo, un empeoramiento del tiempo hace que, después de diecisiete días de asedio, los ingleses abandonen su propósito. Las noticias de la humillación inglesa se extendieron por toda Irlanda, McClancy recuperó su castillo y llegó a ofrecerle a De Cuéllar a una de sus hermanas por esposa; pero él, deseoso de volver a España, declinó este matrimonio y una vida futura en tierras irlandesas y abandonó, junto a cuatro de los españoles, el clan McClancy, mientras que algunos compatriotas decidieron quedarse como guardas del señor irlandés y rehacer sus vidas en aquella comunidad. Era ya enero de 1589 cuando el capitán francisco de Cuéllar y sus compañeros emprendieron camino a la región del Ulster, desde donde iban a embarcar hacia Escocia como primer paso de su ansiada vuelta a España. Deambulan por los alrededores de la TEMAS GENERALES Lago glencar. (fotografía del autor). 2018 443


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