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TEMAS GENERALES en Aguilar de la Frontera (obispado de Córdoba), era hija de Tomás de Soto, natural de Montilla, y de Gertrudis de Alhama (5), de Aguilar, que tenían una tahona en esta última localidad. Era de pelo castaño y ojos pardos, y se fue de su casa con casi 18 años sin conocimiento de sus padres, por el deseo romántico —dicen— de vestir el uniforme del Cuerpo de Batallones de Marina (6), ver mundo y vivir aventuras. Otra hipótesis, insinuada por Enrique Garramiola, podría ser que, para evitar que reclutasen por el sistema de quintas a su hermano mayor, Antonio José, que era con su padre el sostén de la familia, se alistara ella voluntariamente haciéndose pasar por varón (7). Lo cierto es que el 26 de junio de 1793, Ana María sentó plaza de soldado voluntario en la 6.ª Compañía del 11.º Batallón de Marina con el nombre de Antonio María de Soto, falseando la edad a 16 años, para que no se sospechara de la carencia de barba (8), alistándose por un período de seis años de servicio (9). Después de dura instrucción, el 4 de enero de 1794 embarcó en la fragata Mercedes, de 34 cañones, cuyo comandante era el capitán de fragata José Varés; esta nave resultaría hundida 10 años más tarde, en 1804, en un enfrentamiento contra cuatro fragatas inglesas bien artilladas, sin mediar declaración de guerra, que la atacaron, junto a otras tres españolas con las que navegaba cerca del cabo de San Vicente a su regreso de América, transportando caudales y valiosas mercancías de las Indias (su pecio fue localizado y saqueado hace pocos años por la compañía cazatesoros Odyssey, siendo trasladados sus fondos a los Estados Unidos para su venta; el Gobierno de España consiguió recuperarlos tras un largo proceso legal). En 1794 y 1795, a bordo de esta fragata durante la Guerra contra la Convención francesa, Antonio de Soto participó con la escuadra del general RR. OO.), su historia habría pasado sin pena ni gloria y no sería conocida. Tal vez hubo más mujeres encuadradas entre las tropas del Ejército y de la Armada, de las que nadie sabe de su existencia por no estar documentados. (5) Partida de bautismo, folio 237, libro núm. 33, inscrita por Manuel de Vera Salzedo, párroco de Santa María del Soterraño, obispado de Córdoba. (6) RIVAS FABAL, José Enrique: Historia de la Infantería de Marina Española, pp. 101-102. O’DONNELL Y DUQUE DE ESTRADA, Hugo: La Infantería de Marina Española. Historia y fuentes. Navantia (edición no comercial), 1999, p. 196. MONTERO, José Luis: Memorial y Revista de la Infantería de Marina, Año II, núm 15, de 23 de marzo de 1909. (7) Aunque en tiempo de paz tanto el Ejército como la Armada se nutrían de personal voluntario, en tiempos de guerra, si era necesario, se complementaba con forzosos, alistados mediante el sorteo de quintas entre el cupo de vecinos que debía dar cada localidad según su número de habitantes. Para Aguilar, en 1795, fueron 34 varones, 21 por el sistema de quintas y 13 de forma discrecional (GARRAMIOLA, Enrique). En verano de 1793, España estaba en guerra contra la Convención francesa. (8) CAMPELO GAÍNZA, Jesús: «Ana María de Soto», 2016. TORRES MARÍN, Juan: Diario Opinión, Córdoba, 15/05/2017. GARRAMIOLA PRIETO, Enrique: Mujeres cordobesas. (9) FERNÁNDEZ DURO, Cesáreo: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón, 1880. Tomo VIII, pp. 423 y 429. 2018 657


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