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EJERCITO 926

El guerrillero, aparecido en la Península, fue la pesadilla del Ejército francés 210 Aniversario de la guerra de la Independencia  /  73 estaban desplegadas a su servicio fuera de España. Las fuerzas imperiales se apoderaron de las fortalezas fronterizas, tomaron la capital y se adueñaron de la caja militar. Portugal había caído completamente en sus manos con un esfuerzo mínimo y sin derramamiento de sangre. La empresa, que al gran corso le parecía que iba a resultar «un juego de niños», se terminó alargando en el tiempo y se convirtió en una de las causas del derrumbe de su imperio. En todo momento Bonaparte contó con una holgada superioridad convencional en relación con la débil alianza hispano-luso-británica, con un volumen de fuerzas muy superior al que había derrotado a las coaliciones anteriores y, no obstante, no consiguió doblegar la voluntad de resistencia de su oponente. La insurrección española había cambiado la naturaleza de aquellas guerras de rápidas operaciones y batallas decisivas, convirtiéndola en una guerra total que se decidió por medio de una estrategia de desgaste. Con un lenguaje contemporáneo hablaríamos incluso de una fenomenal guerra híbrida. La derrota de Napoleón en España se debió a la conjunción y combinación de los esfuerzos de los tres grandes actores antinapoleónicos en la Península: «el ejército regular español, las fuerzas británicas y el fenómeno guerrillero». A este tridente habría que sumar la acción del pueblo que, sin formar parte ni del ejército ni de la guerrilla, tuvo una participación directa en la lucha, ofreció su apoyo material y moral a la causa y dio a la guerra un carácter nacional. Sin la participación de cualquiera de los actores citados la derrota aliada habría sido segura. Fue precisamente la simbiosis de todos aquellos esfuerzos lo que hizo posible que la marcha triunfal de los ejércitos napoleónicos por los campos de batalla europeos se detuviera en España, sin perder de vista que Napoleón estuvo muy cerca de la victoria y que, como afirmó Espoz y Mina, de no haber marchado a Rusia la resistencia difícilmente hubiera podido prolongarse por mucho más tiempo. Lo que hace especial al fenómeno guerrillero en esta contienda es que fue el elemento más claramente diferenciador y que terminó dándole a dicha guerra un carácter propio. Puesto que en las campañas anteriores Napoleón había barrido del campo de batalla a todos los ejércitos que se le enfrentaron, este nuevo A lo largo de seis años de luchas sin descanso, las tropas imperiales debieron de sufrir allí unas pérdidas comparables a las de la campaña de Rusia y superiores a las de cualquiera de las otras guerras de la revolución o del imperio


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