Page 23

Revista Ejército 927

Valores  /  23 po», ya que en realidad, en la mayoría de los casos, sería más preciso decir «no tengo compromiso» y, si fuésemos verdaderamente honestos con nosotros mismos y honrados con nuestros interlocutores diríamos «no tengo ganas». Por eso es importante que nos preguntemos a diario: ¿qué puedo mejorar hoy en mí relacionado con el tiempo que estoy dispuesto a invertir y con la actitud que estoy dispuesto a desplegar ante esa adversidad que afronto? •  Para comprenderlo con facilidad, he desarrollado una matriz de doble entrada que combina la actitud hacia las acciones a emprender (eje  X) y la dedicación en tiempo  (eje Y). Ambos ejes van de menos a más. El punto de intersección de ambos ejes representa bajos niveles de actitud y de dedicación temporal. Los extremos, representan altos niveles de dichos ítems. La combinación de baja actitud y baja dedicación temporal da como resultado un comportamiento de queja y victimismo. •  La combinación de muy elevada actitud y baja dedicación temporal da como resultado el estrés y la ansiedad. •  La combinación de baja actitud y muy amplia dedicación temporal da como resultado la apatía y el pasotismo. •  Para finalizar, la combinación de una elevada actitud (disposición óptima) sostenida durante mucho tiempo (paciencia) da como resultado el coraje, que se convierte en motor de superación (figura 2). Como he dicho anteriormente, en ocasiones ponemos por delante excusas de todo tipo, incluso «no puedo», y así vamos fallándonos a nosotros mismos una y otra vez hasta que nuestro coraje comienza a resquebrajarse, lo que llega a descorazonarnos. Y cuando por distintos factores nos descorazonamos (que es quitarle corazón a lo que hacemos) acabamos desanimados, es decir, con el ánima (el alma) apagada y nos venimos abajo, nos desfondamos y perdemos la fuerza de empuje que brotaba del interior y nos mantenía en marcha. Pero, hagamos un alto en el camino y reflexionemos durante un momento sobre la base de una pregunta que recomiendo nos hagamos en primera persona: ¿qué puedo mejorar en mi hacer diario, tanto en actitud como en entrega de acción a mis responsabilidades? Las respuestas a esta pregunta, cuando son verdaderamente sinceras y nos ponen delante de nosotros mismos, son clave para que nuestro coraje se mantenga sólido e incluso se incremente en empuje. El coraje se sostiene sobre cuatro convicciones que contribuirán a alcanzar el objetivo que nos fijemos: •  1.ª convicción: «sí, es posible». En tanto tengamos la convicción interior de que antes o después alcanzaremos el objetivo fijado tendremos más posibilidades y probabilidades (ojalá la absoluta garantía) de lograrlo. En este sentido, deberemos tener fe, deberemos creer en nosotros mismos, en nuestras capacidades y habilidades, en nuestros valores y así mirar al presente con entereza para emprender las acciones necesarias con determinación. •  2.ª convicción: «hay con qué». Tomemos conciencia de que las experiencias acumuladas, las capacidades adquiridas, las habilidades desarrolladas y los aprendizajes incorporados nos permiten organizar y acometer las tareas oportunas. Incluso en caso necesario podremos ofrecer ayuda y compartir recursos que están a nuestro alcance. De igual manera, podremos solicitar ayuda a otras personas de nuestro entorno. •  3.ª convicción: «lo vamos a conseguir». ¿El éxito es de solitarios o de solidarios? Con esta pregunta quiero llamar la atención sobre una realidad que nos afecta directamente, y es que vivimos y trabajamos en equipos (familia, amigos, compañeros) y la única forma de alcanzar los objetivos fijados es compartiendo esfuerzos y sosteniéndonos unos a otros en el proceso muchas veces adverso. Figura 2 Por eso debemos estar muy alerta


Revista Ejército 927
To see the actual publication please follow the link above