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Revista de Historia Militar 123

EL INTERNAMIENTO DE LAS TROPAS ALEMANAS DEL CAMERÚN... 103 nativos, llegando además a ocupar importantes puestos en el comercio y hasta en los escalafones de la administración. ¿Hay alguna otra nación que pueda ayudar desinteresadamente a los nativos de otras colonias?»Atangana siempre quiso que los alemanes retornasen a Camerún, e, incluso al final de la guerra, visitó España con su séquito para pedirle al rey Alfonso XIII que intercediese ante los aliados y devolviesen Camerún al gobierno alemán.30 No todas las relaciones con los internados fueron cordiales sin ir más lejos algunos soldados askaris mantuvieron relaciones con las esposas de los refugiados y de los autóctonos con lo cual provocó enfrentamientos contínuos entre los vigilantes de los campos y sus internados. Según Nerín los oficiales alemanes, con el visto bueno de los militares españoles y del gobernador, reprimían aquellos actos con enorme contundencia.31 Encerraban a los soldados indisciplinados en celdas infectas, les daban palizas y los atacaban con perros entre otras cosas. Con tan rígida disciplina, el número de incidentes fue reduciéndose. También solicitó Barrera mayor atención sanitaria en los campos con el envío de médicos pertenecientes al cuerpo de Sanidad Naval. La infantería de marina advirtió que no disponía de bastante efectivos para cubrir aquellas plazas y el propio Barrera fue quien sugirió que, para completar las vacantes, algunos oficiales del ejército de Tierra se incorporaran en comisión de servicios a infantería de marina. La disciplina se impuso en los campos de internamiento para controlar a los refugiados. Barrera los distribuyó en tres campos, situados a cierta distancia del núcleo urbano de Santa Isabel (dos al oeste y uno al sur, donde actualmente se encuentra el hospital). Los soldados internados se dividieron en doce compañías, cuatro por campamento. Oficialmente, los internados estaban bajo las órdenes de un comandante español, el jefe de las Fuerzas Expedicionarias de Infantería de Marina pero se designó a un capitán español como responsable de cada campo mientras que cada uno de ellos era asistido por dos tenientes y seis sargentos españoles. Las autoridades metropolitanas alemanas seguían con atención el curso de los acontecimientos y el presente de sus soldados derrotados en Camerún. La Embajada alemana en Madrid, con el embajador Max de Ratibor a la cabeza, estaba en constante comunicación con el Ministro de Estado español, Amalio Gimeno. Los informes y oficios de Ratibor, casi siempre de tono reivindicativo, no dejaban de entrar en el registro del Ministerio de Estado español. La Embajada alemana, ante la precaria situación de los 30  Documento de los indígenas del Cameron reclamando la soberanía alemana. VICENT, J.: Una obra de colonización alemana en Fernando Poo, pp.38-39. 31  Consultar, NERÍN, Gustau: La última selva de España. Antropólogos, misioneros y guardias civiles. Catarata, Madrid, 2010. Revista de Historia Militar, 123 (2018), pp. 103-108. ISSN: 0482-5748


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