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Revista de Historia Militar 123

SOBRE EL MITO DE LA CARGA AL MACHETE... 153 está tan claro que fuese mejor arma que el sable.7 Como nos dice Antonio Díaz Benzo en una obra escrita en 1897: “Es el machete un arma de campo, más propia para abrirse paso en la manigua y chapear que para el combate, pues, lejos de estar convenientemente nivelado, tiene mayor peso en la punta, con objeto de favorecer el corte de materias duras”.8 Tres eran los tipos que se usaban por aquel entonces en Cuba, como eran los llamados de “calabozo”, de “media caña” y de “chapeo”, si bien el primero de ellos no se consideraba un arma idónea para la lucha, en tanto el segundo se usaba ocasionalmente al ser muy pesado y desequilibrado, de forma que el más empleado era el último con una hoja más estrecha y larga que un sable aunque más pesado que éste. Sin embargo, dicha circunstancia en ocasiones podía llegar a suponer cierta ventaja para quien lo manejara, como desgraciadamente pudo comprobar el soldado Francisco Domínguez López en enero de 1896 al luchar contra un mambí que con un golpe de machete le rompió en dos el sable con que se defendía, algo que casi le cuesta la vida,9 aunque de él volveremos a hablar más adelante. A pesar de esta desventaja los mambises supieron hacer un eficaz uso del machete llegando a suplir con bastante eficiencia al sable,10 siendo notorio que cuando una unidad era atacada con este arma durante una retirada sus efectos eran terribles,11 pues como ya advirtió el capitán español Antonio del Rosal antes de ser capturado durante la Guerra de los Diez Años “...siempre que a nuestras tropas les quepa la desgracia de volverles la espalda, sufrirán una derrota desastrosa, porque entonces son terribles: caen como fieras al arma blanca sobre sus enemigos...”.12 A pesar de que la principal formación estratégica del Ejército Español en la guerra de Cuba consistía en una línea extendida escalonada en profundidad13 (Figura 3), las fuentes de la época coinciden al indicar que para intentar contrarrestar estas cargas de caballería las tropas españolas de infantería tendían a formar un cuadro cerrado (Figura 4) en el que teóricamente la artillería debía situarse en sus ángulos, aun cuando esto no siempre 7  TONE, John Lawrence: “The Machete and the Liberation of Cuba”, en The Journal of Military History, nº 62, 1998, p. 23. 8  DÍAZ BENZO, Antonio: Pequeñeces de la guerra de Cuba. Madrid, 1897, p. 80. 9  GÓMEZ, Fernando: “El soldado Francisco Domínguez López”, en Los Lunes de El Imparcial, 20 de enero de 1896, p. 1. 10  DÍAZ MARTÍNEZ, Yolanda: “Dos ejércitos en lucha: tácticas y estructuras militares en la Guerra del Cuba, 1895-1898”, en Revista Complutense de Historia de América, 20, 1994, p. 268. 11  GUERRERO, Rafael: Crónica de la Guerra de Cuba (1895). Barcelona, 1895, vol. I, p. 98. 12  REY, Antonio del: Los mambises. Memoria de un prisionero. Madrid, 1874, p. 9. 13  GUERRERO ACOSTA, José Manuel: El ejército español en campaña, 1643-1921. Ed. Almena, Revista de Historia Militar, 123 (2018), pp. 153-174. ISSN: 0482-5748 Madrid, 1998, p. 63.


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