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Revista de Historia Militar 123

208 JOSÉ ANTONIO PÉREZ GIMENA El marqués de Mantua había perdido, con esta derrota, el prestigio ante sus soldados, que le odiaban. Sus subordinados inmediatos le obedecían con visible disgusto y las disensiones llegaron a hacerse públicas. Por ello el marqués de Mantua cedió el mando del ejército al marqués de Saluzzo. Descalabro francés del día 28 de diciembre A la victoria del 6 de noviembre siguieron unos días de fuertes tormentas y lluvias torrenciales que convirtieron los campamentos en lodazales. A este inconveniente, se unió por `parte española, la falta de pagas a los soldados. Hubo conatos de amotinamiento. Algunos capitanes y soldados opinaban que debían levantar el campo e ir a Capua a invernar. El Gran Capitán apaciguó aquel estado de ánimos con energía y afirmando que se negaba a abandonar al ejército francés sin intentar un ataque decisivo. “Más quiero la muerte dando dos pasos adelante que cien años de vida dando un solo paso atrás.” El embajador español de acuerdo con el Gran Capitán, logró atraerse a los Ursinos al partido español, de modo que el jefe de esta familia italiana, Bartolomé Alviano, se presentó en el campamento español con un refuerzo de 3.000 soldados. Fue entonces cuando el Gran Capitán creyó llegado el momento de atacar a los franceses. El plan concebido por el Gran Capitán consistía en un ataque al campamento francés tras cruzar el río por un puente que se habría de tender unas cuatro millas aguas arriba del puente de barcas construido por los franceses en la jornada del 6 de noviembre. El nuevo puente fue tendido con todo sigilo la noche del 27 al 28 de diciembre. Por la mañana los españoles se pusieron en movimiento. Bartolomé Alviano, a quien, en inesperado honor, Gonzalo de Córdoba entregó su bastón de mando, iba en vanguardia con la caballería ligera. Pedro Navarro iba a continuación con el cuerpo de infantería española, con García de Paredes, Zamudio, Pizarro y Villalba. Le seguía Próspero Colonna con los hombres de Armas. Cerraba la marcha el Gran Capitán con el resto del ejército. Las tropas de Alviano y Pedro Navarro sorprendieron un destacamento normando y de caballería francesa en Suio y lo arrollaron. En vista del mal tiempo reinante, el marqués de Saluzzo, había decidido retirarse a Gaeta a pasar el invierno. Ya había embarcado la artillería para que la llevasen por el río hasta el golfo de Gaeta, pues su traslado por aquellos empantanados caminos habría impedido la marcha del ejército. Por tanto, su sorpresa fue grande cuando los supervivientes del ataque a Suio le anunciaron la llegada de los españoles. El marqués ordenó la inmediata retirada a Gaeta. Cuando las tropas de Alviano y Pedro Navarro llegaron al campamento francés lo encontraron vacío. Revista de Historia Militar, 123 (2018), pp. 208-232. ISSN: 0482-5748


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