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EJERCITO TIERRA 928

Vista de Cerro Rico, la gran mina de plata de Potosí, en la actual Bolivia, uno de los mayores productores de plata del Imperio español   87 que desaparecía indefectiblemente en Europa. Felipe IV rediseñó la moneda dejando solo las armas de Castilla, León y Granada y en el reverso se cambió la cruz por las dos columnas de Hércules. Con la llegada al trono de Carlos II, la catástrofe económica es evidente. La Hacienda pública al borde de la bancarrota y el comercio con América al borde del colapso por la piratería de Inglaterra, Francia, Holanda y Portugal sobre las rutas de galeones españoles. En 1675, por primera vez desde el fin del siglo xv, se permite la acuñación en oro, con la flor de lis en los cuarteles del anverso. La «onza» de oro, como se llamaba la famosa moneda de oro de 8 escudos, se populariza con Carlos II. A la muerte de Carlos II sin descendencia, los dos pretendientes al trono, Felipe de Anjou, nieto de María de Austria, hermana de Carlos II, y el archiduque Carlos de Austria, se enfrentaron en una guerra de sucesión. El 24 de noviembre de 1700, Felipe es proclamado rey de Castilla y Aragón, y en 1701 comienza la guerra que finalizará en 1714, y convertirá a Felipe V en el primer rey de la casa de Borbón. Felipe V mantiene dos monedas, la onza de oro de 8 escudos y los reales de plata de a 8, también llamados duros, como hemos mencionado. De América fluyen de nuevo abundantemente los metales preciosos, y es allí donde, en 1732, nace el columnario de plata, imitado y valorado como ninguna otra moneda en la historia. Con Felipe V, los antiguos reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y el principado de Cataluña, que apoyaron la causa de Carlos de Austria, fueron represaliados en algunos derechos, entre ellos los de fabricación de moneda propia. La razón fundamental quizá fue que el archiduque Carlos acuñó moneda en Barcelona, Zaragoza y Valencia entre 1707 y 1714. El hijo de Felipe V, Luis I, falleció en 1724 tras solamente seis meses de reinado y sin descendencia, por lo que tuvo que anular la abdicación el rey Felipe V y regresar al poder. A la muerte de Felipe V, llega al poder su cuarto hijo, Fernando VI, y cesa la acuñación de los duros de plata por su equivalente, el «durillo» de oro, que era la trigésimo segunda parte de la onza de oro de 8 escudos por la preferencia que mostraba la población por la pieza de oro sobre la de plata. Sin embargo, el columnario, real de a 8 de plata o duro de plata, seguía siendo la moneda de referencia en el comercio mundial con Fernando VI, conocido como pillar dollar o spanish dollar. Como citamos, sus dos columnas y la cinta con «Plus Ultra» son el origen del símbolo actual de la moneda norteamericana. Tras la muerte de su hermanastro Fernando VI, llega desde el reino de Nápoles al trono de España Carlos III. A pesar de su talante reformador en muchas áreas, introdujo pocos cambios en la política monetaria; en 1770 mediante una ordenanza prohíbe la moneda de cobre en circulación «por ser de mala factura e impropia de un país civilizado». Con Carlos III aparece el papel moneda con la impresión de los reales de 600 pesos destinados a prestar ayuda al levantamiento de las 13 colonias norteamericanas contra los ingleses. Sin la ayuda material, financiera, militar, en armas, municiones y bagajes de España, muy por encima de la mucho menor ayuda francesa, los EE. UU. no habrían logrado la independencia de ninguna manera. Carlos III ordenó ocultar esa ayuda para evitar levantamientos en los virreinatos españoles en América, de ahí la gran fama de Lafayette y la poca de Diego de Gardoqui o Bernardo de Gálvez en la independencia de los EE. UU. Hoy en día, y gracias al impulso y a las exposiciones patrocinadas por Iberdrola en España y en los EE. UU. con el nombre «La memoria recobrada », de las que el historiador y coronel del Ejército José Manuel Guerrero es eminente comisario, gracias a la fundación The Legacy, que en su página web The Spanish Legacy trata de poner «visible» el desconocido legado español en los EE. UU. Eva García, su directora, brilla por su entusiasmo en esta empresa, y, por qué no decirlo, gracias a los colaboradores de la revista Ejército, que desde hace dos años han publicado una docena de artículos sobre «El siglo xvi, el siglo olvidado en la Historia de los EE. UU.». En este apartado de reconocimientos, no se puede olvidar el esfuerzo que hace el corresponsal de Onda Cero Guillermo Fesser en algunos de sus relatos desde los EE. UU.


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