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DAVID RUBIO MÁRQUEZ Esta circunstancia también fue utilizada como argumento por el ministro francés de Marina para conseguir la ratificación del tratado de Washington, el 7 de julio de 1923, por la Cámara de Diputados (47). La conferencia sobre limitación del armamento naval finalizó el 6 febrero de 1922 con la firma del Tratado de Limitación de Armamentos Navales. Suscrito por los Estados Unidos de América del Norte, el imperio británico, Francia, Italia y Japón, resultó un documento bastante extenso, de unas diecinueve páginas y veinticuatro artículos (48). Es sorprendente que la revista Vida Marítima, vinculada a los intereses navales españoles, se limitase a informar sobre la finalización de las deliberaciones sin ofrecer más detalles (49). Por su parte, la Revista General de Marina calificaba de «interesante» el convenio y alegaba no disponer aún del texto íntegro del tratado, «pendiente sin duda de las oportunas ratificaciones». Informaba de forma amplia tanto sobre el número de barcos que habían de ser dados de baja como de la futura constitución de las flotas de las potencias signatarias. Asimismo, reproducía los acuerdos sobre los submarinos, cruceros y portaviones (50). En cuanto a la prensa generalista, El Financiero, La Época, El Imparcial y El Sol relataban: «Inglaterra y los Estados Unidos quedarán limitados a 525.000 toneladas; Japón, a 315.000; Francia e Italia, a 170.000 cada una. Ninguna unidad podrá exceder las 35.000 toneladas ni llevar cañones que excedan de 16 pulgadas, y las otras unidades de 8 pulgadas. El acuerdo vale hasta el 31 de diciembre de 1936». Una información sucinta, que recogía los aspectos fundamentales de lo acordado pero adolecía de un grave error: atribuir a Francia e Italia 170.000 toneladas de capital ships, cuando el artículo IV del tratado las fijaba en 175.000 (51). El Financiero se hacía eco de las consecuencias del acuerdo: «la Marina americana suprime 30 navíos, 24 la Marina inglesa y otros tantos do de Madrid, 15 de marzo de 1922. El rotativo La Libertad (6 de enero de 1922) transcribía la inquietud francesa por el rearme alemán: «La construcción de los submarinos no ha cesado, si no en Alemania, al menos para Alemania.= Los motores y piezas separadas de los submarinos son construidos con planos alemanes en la Europa occidental y verosímilmente con más intensidad aún en otros puntos de Europa y al abrigo de toda vigilancia». (47)  «Ratificación del Tratado de Wáshington» (sic), en Revista General de Marina, t. LxxxxII (julio 1923), pp. 110-111. (48)  ANÓNIMO: Documentos relacionados con las Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, vol. I, 1922, pp. 247-266, www.ibiblio.org/pha/pre-war (consultado por última vez el 22/02/2018). (49)  Vida Marítima, La Situación Internacional, núm. 707 (30 de enero de 1922), p. 24. (50)  «La conferencia del desarme», en Revista General de Marina, t. Lxxx (febrero de 1922), pp. 241-244. (51)  El Financiero, Semana Internacional, 17 de febrero de 1922, p. 381; La Época, 3 de febrero de 1922; El Imparcial, 3 de febrero de 1922, y El Sol, 3 de febrero de 1922. (52)  Los problemas que entrañaba el desguace de los acorazados norteamericanos (800.000 t de desplazamiento), para ser convertidos en toneladas de acero (300.000) y cobre (40.000), son analizados en «Desguazamiento de acorazados», Revista General de Marina, t. LC (marzo 1922), pp. 393-408. Barcos no construidos y ahorro, 106.783.968 de yens para Japón (pp. 878-879). Barcos americanos afectados por el tratado, en «Desarme de Barcos», 20 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 141


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