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CARLOS PÉREZ FERNÁNDEZ-TURÉGANO para el que manifiesta genio y disposición». Claro que no todos demostraban el mismo interés y capacidades: «4.ª Brigada. Manuel Gonzalez. Sentó plaza en 13 de Agosto. Es de regulares talentos, con poca aplicación: se halla en multiplicar enteros». Descontando esta y alguna otra excepción, el informe era en líneas generales positivo: «Todos estos Jovenes á escepcion del ultimo, saben el exercicio de Fusil, que aprendieron en cortísimo tiempo para concurrir á la vendicion de las banderas, sirviéndose de los que facilitó la Compañía de Guardias Marinas para aquel acto; y todos igualmente á excepción de los quatro últimos saben el exercicio de Mortero…» (62). En 1786, en Cartagena, servían ya 32 ayudantes, como consta en el «Estado manifestativo de la instrucción con que se hallan los Jovenes de las Brigadas del R.l Cuerpo de Artilleria de Marina de este Departamento en los ramos que comprehende con expresión de sus asientos, aplicación, talento, conducta, inclinaciones, y defectos, enmienda o pertinacia que en cada uno se nota». Al igual que antes, unos manifestaban clara inclinación para seguir sirviendo en el cuerpo y hacer carrera en él («6.ª Brigada. Onofre Perez. Sobresaliente en inteligencia con suficiente aplicación talento y demas requisitos de utilidad»), mientras que otros no parecían tener el mínimo interés («7.ª Brigada. Jorge Garcia. Mas rudo de comprensión que el antecedente y sin aplicación alguna »), lo que suponía, como se había ordenado, su separación del servicio («que se le despida») (63). Estos informes o relaciones se remitieron con periodicidad desde los departamentos, constituyendo un instrumento utilísimo para conocer las condiciones personales de los futuros artilleros de Marina. Ya se ha relatado antes que a finales de siglo se encontraban insertos en esta categoría, entre las veinte brigadas, 1.927 hombres, lo que demostraba el acierto de Rovira al proponer la constitución, dentro del cuerpo, de este empleo como paso previo a sentar plaza. Además, al hacerlo, con dieciséis años contaban ya con una formación e instrucción, teórica y práctica, de gran utilidad para el futuro. Precisamente a la instrucción de los miembros del Cuerpo de Artillería de Marina se van a dedicar las últimas líneas de este trabajo. Instrucción y formación de los artilleros de Marina Como indica Torrejón Chaves, las «escuelas de teórica y práctica se establecieron en el año 1750, bajo la dirección del entonces Comisario General de Artillería, Joaquín Manuel de Villena, quien contó con marinos que se agregaron a la Academia de Artillería del Ejército, establecida entonces en la ciudad de Cádiz» (64). (62)  Ib., «Relacion de los Jovenes Ayudantes del R.l Cuerpo de Artilleria de Marina del Departamento de Cadiz, admitidos á consecuencia de R.l orden de 11 de Maio de 1784 con expresión de la f.ha de su asiento, informe de su adelantamiento, y demas circunstancias». (63)  AGMAB, Brigadas, Generalidad, leg. 1475. «Estado manifestativo…» (64)  TORREJÓN CHáVEZ, Art. cit., p. 307. 54 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 141


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