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profesionales legionarias Uno de cada diez efectivos de la Brigada de la Legión son mujeres que, en ocasiones, deben conciliar su trabajo en una Tunidad operativa con las responsabilidades familiares ienen los mismos derechos y deberes, se rigen por la misma normativa, no sufren la brecha salarial… Afirman que no están discriminadas, que en un mundo tradicionalmente de hombres han encontrado su hueco y están ahí para quedarse. Sus compañeros las apoyan cuando decaen, igual que ellas les empujan a seguir adelante cuando están sin fuerzas. Y a ninguna le atrae la idea de tener que quitarse el chapiri para buscar nuevos horizontes en otras unidades del Ejército. En la Legión se sienten como en casa. «Ya no es noticia que haya dos, 20 ó 40 mujeres legionarias; están totalmente integradas. Su presencia en todos las escalas es muestra de una normalidad que está por encima del resto de la sociedad», afirma el jefe del Tercio Alejandro Farnesio 4º de la Legión, coronel Ramón Armada. Sin embargo, el número de mujeres destinadas en esta unidad de élite sigue siendo inferior a la media de las Fuerzas Armadas. En la Brigada de la Legión Rey Alfonso XIII, 264 mujeres prestan servicio repartidas entre Viator (Almería) y Ronda (Málaga). Son el 10 por 100 de los efectivos, frente al 12.7 en el conjunto de las Fuerzas Armadas. En el acuartelamiento de Montejaque, a pocos kilómetros de Ronda, de sus 800 efectivos, 60 son mujeres. Entre En la base de Montejaque, en Ronda, prestan servicio 60 mujeres ellas están la sargento primero Ajenjo, las cabos Fernández y Pardo y las damas legionarias Lafont, González y Álvarez de Celis. «Aquí no tenemos todavía muchas mujeres. Pero puedo intuir que se debe a que esta es una unidad operativa, con alto nivel de sacrificio, ejercicio y disponibilidad», señala el coronel Armada. «Pero para mí, mucho más importante que el número es que, tanto las mujeres como los hombres, se encuentren bien». «La unidad tiene fama de dura, y de hecho lo es. Pero las mujeres que deciden voluntariamente ingresar en la Legión y tienen la suerte de conseguir plaza, vienen dispuestas a darlo todo, tanto o más que cualquier caballero legionario». El coronel Armada asegura que la Legión cuida mucho el entorno familiar, «a la familia legionaria y a la de sangre». Por ello, además de las medidas que contempla el Ministerio de Defensa para conciliar la vida laboral y familiar, con reducciones de jornada, flexibilidad horaria y cambios en los puestos de trabajo, a las que se acogen tanto hombres como mujeres, en Montejaque intentan ir más allá. «Que las actividades que no pueden hacer a una hora las hagan a otra, si tienen algún hijo enfermo, les acompañamos en el hospital, si hay una pareja de legionarios, intentamos que no les coincidan los servicios. En ocasiones hay que hacer encaje de bolillos, pero lo conseguimos. Conocemos la situación de cada uno, sus problemas, y les ayudamos porque sabemos que cuando están en el trabajo lo dan todo». La sargento primero Deborah Asenjo asegura que en un empleo civil estaría peor. «A veces escucho que en muchas empresas se niegan a las reducciones de jornada o la flexibilidad horaria. Aquí, si se pide, la dan, siempre que sea factible por razones operativas». La primera mujer en alistarse a la Legión fue la ahora teniente coronel médico Pilar Frutos. Era 1990 y, desde entonces, «hemos evolucionado mucho», asegura el coronel Armada. «Cuando llegaron las primeras no sabíamos muy bien si aplicar las normas militares o las civiles. Por ejemplo, quién tenía que pasar primero por una puerta. Fueron ellas mismas las que nos enseñaron que había que tratarlas según su empleo, su puesto táctico y las labores que realizaban». Las legionarias de Ronda afirman que sus compañeros siempre las han tratado en un plano de igualdad. Para el jefe del Tercio Alejandro Farnesio «el respeto en la Legión ha sido siempre una máxima, independientemente del sexo, el empleo, la religión o la procedencia. No solo porque lo dice la Constitución sino porque en una familia debe ser así. Respeto entre mandos y subordinados, entre hombres y mujeres, entre hombres y hombres y entre mujeres y mujeres», concluye. Elena Tarilonte Fotos: Hélène Gicquel 18 Revista Española de Defensa Octubre 2018


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