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RUMBO A LA VIDA MARINA Aunque parezca increíble, estos balanos, eternamente pegados a la roca intermareal, son tan crustáceos como un centollo, aunque obviamente no se pueden clasificar en el orden de los decápodos, sino en el de los cirrípedos, junto con los percebes, que son otros cangrejos modificados para enfrentarse a las embestidas de las rompientes. (foto del autor). literaria. vamos, que un león al lado de un centollo... una monjita de la Caridad, sin bromas. porque ya se sabe que en la naturaleza reina la norma general de que cuanto más lejos se esté del hombre o de cualquier otro peligro, mejor. y el cangrejo (no hablamos de las gambas y similares) es uno de los pocos seres que no conoce el miedo ni lo que es la huida. siempre que me he cruzado en tierra con alguno de ellos e incluso buceando, he comprobado que, en lugar de esconderse, se han plantado delante de mí, desafiantes, para a continuación erguirse sobre las cuatro patas traseras, con lo que, teóricamente, aumentan su tamaño y en un instante han presentado amenazantes las dos quelas con la tenazas abiertas y preparadas para el combate. O sea que, en lugar de amilanarse, se han puesto en jarras y han gritado: ¡aquí estoy yo! Además, este display de advertencia está tan arraigado en la conducta de estos acorazados guerreros que en Cuba, en la época de las migraciones multitudinarias de los cangrejos terrestres desde la selva a la mar, les he visto, al cruzar las carreteras, enfrentándose a los camiones que circulaban por ellas y que 512 Octubre


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